Síndrome de Klüver-Bucy, cuando no controlas el deseo de comer y tener sexo

Síndrome de Klüver-Bucy

Gracias a la evolución, los seres humanos podemos dominar nuestros instintos. A diferencia de otras especies, somos capaces de elegir, tomar decisiones y asumir las consecuencias de nuestros actos.

Síndrome de Klüver-Bucy

Pero no es una guerra del todo ganada. Cada día  se libra una batalla entre lo que queremos y lo que debemos hacer. La lucha se da entre la parte más primitiva de nuestros cerebros, que gobierna los instintos, y el lóbulo frontal, que rige los impulsos, rige el juicio y permite que usemos el lenguaje.

Síndrome de Klüver-Bucy

No todos los seres humanos tienen la capacidad de dominar sus instintos básicos. Esto se debe a un raro trastorno conocido como Síndrome de Klüver-Bucy (SKB), el cual es producido por daños en las estructuras neurológicas.

Vale la pena mencionar que no se han detectado casos de SKB de nacimiento. Todos los pacientes presentan destrucción de los núcleos neuronales en la amígdala y el hipotálamo, por un tumor, operación, accidente o una infección cerebral.

En qué consiste el SKB

Pero… ¿en qué consiste el SKB? Quienes padecen esta enfermedad son incapaces de controlar la necesidad de comer y tener sexo. Además, experimentan el deseo constante de explorar con la boca y tragar cualquier cosa. Para colmo, como no miden consecuencias, pueden ingerir sustancias tóxicas, objetos afilados o demasiado grandes, por lo que pueden envenenarse, cortarse o asfixiarse.

El estudio detrás del SKB

De hecho, un estudio publicado en 2009, por el neurólogo Kyle Shawn, se describió el caso de un paciente de 77 años que murió asfixiado al tratar de ingerir un paquete de vendas adhesivas.

El impacto del SKB en la sexualidad

Sin embargo, el aspecto que más perturba a los familiares y amigos de las personas con SKB es la urgencia por consumar el acto sexual. Al no tener noción de lo que es socialmente correcto, el enfermo sólo busca masturbarse y llegar al coito con cualquier cosa que esté a la mano. No importa si se trata de un objeto, un animal o una persona.

El SKB también suprime la capacidad de recordar nombres y funciones de los objetos. También les resulta imposible formar vínculos afectivos con los familiares y personas con las que ha compartido toda la vida.

Lo más alarmante es que no hay una edad determinada para que se presente el SKB. Se conocen casos de niños y adultos mayores que olvidan quiénes son y experimentan la necesidad constante de comer y tener sexo. ¿Imaginas a un pequeño de tres años desesperado por masturbarse?

Lamentablemente, no existe cura para el SKB, ni forma de prevenirlo. Lo único que puedes hacer es mantenerte al tanto del comportamiento de tus hijos y demás familiares. Ante cualquier cambio, acude con tu médico para que evalúe el caso.

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