Despacio que tengo prisa

Alessia Di Bari

Alessia Di BariHace poco tuve una paciente en consulta para la cual todo el tema de la penetración es muy complicado y prácticamente se nos fue la hora de consulta platicando acerca de la importancia de ir despacio…

Esto es algo muy común en terapia, cuando llegamos –generalmente– es porque hay algo que queremos modificar porque nos molesta y/o nos lastima y queremos quitárnoslo de encima. El problema es que mientras más nos peleamos con nuestro problema más le damos de comer, por lo tanto, más grande se hace y más difícil es lograr nuestro cometido.

El primer paso, por lo tanto, es abrazar nuestro miedo, enojo, tristeza, dolor, etc para –en un paso siguiente- poder ir hacia el nuevo lugar que queremos ir: paz, amor, ternura, contención, etc.

Como diría Amilcar –uno de mis socios– “lo difícil es lo fácil que es, sólo necesitas dejar de hacer lo que siempre haces”. Es decir, no necesitamos hacer grandes cambios, un pequeño paso, un pequeño movimiento y todo cambia.

A veces, lo único que necesitamos para atrevernos a dar el paso que sigue, es permitirnos no poder y darnos el tiempo para reunir las herramientas necesarias para entonces sí, ir por todas las canicas.

Entonces, pongámoslo en un ejemplo práctico… si tengo miedo a la penetración y me doy permiso de ir lento, de no forzarme a ir más allá de mis límites. Por un lado esto me permite disfrutar de todo lo que sí me gusta y por otro lado me permite no forzar mis propias resistencias sino usarlas en mi favor.

Como experimento, esta semana has la prueba, toma un problema –sexual o no– y date permiso de parar un momento y observar cuál es tu ritmo, hasta dónde está bien para ti, cuál es el límite que está bien para ti y respetarlo.

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