La cara habla… ¡y a veces grita!

Renata Roa

Renata RoaDicen por ahí, que uno no es responsable de la cara que tiene, pero sí de la jeta que pone, y temo desilusionarte, pero de hecho somos responsables de las dos. Sí, sería muy fácil echarle la culpa a nuestra genética de ciertos rasgos, las arrugas que salieron con la edad, las coloraciones faciales por el sol, pero la realidad es que nuestros 44 músculos faciales y nuestra piel se ejercitan y reaccionan con las diferentes emociones que materializamos por medio de expresiones en nuestro rostro. En pocas palabras, se podría decir que la gesticulación es el gimnasio facial que trasforma y moldea nuestra cara día a día.

Lo que ocurre es realmente fascinante, porque si te observas, tu cerebro no distingue entre verdadero / falso, pasado / futuro, ficción / realidad. Para entender todo este proceso te quiero llevar a esta escena en donde estamos sentados cómodamente comiendo unas ricas palomitas en el cine y estamos viendo una película de terror. Cuando empieza la escena tensa de la película, la música se agudiza, el protagonista empieza a correr y el malo sale con un cuchillo para matar a su presa, te puedo asegurar que tu ritmo cardiaco aumentó, a la mejor te tapaste los ojos y hasta tiraste las palomitas. Así funciona el cerebro, la información que tu le pongas, si trae una carga emocional (que es la mayor parte del tiempo), generará una reacción involuntaria, inconsciente, y sobre todo que va a tener una reacción física a nivel hormonal, neuronal y en todo tu cuerpo.

Ahora, no es lo mismo emoción que sentimiento. Una emoción es una reacción que nos ayuda a sobrevivir. El desafío viene cuando se vuelve sentimiento y peor aún, estado anímico. El sentimiento es cuando le das consciencia y a través de la memoria le das vida de nuevo a esa sensación. El estado anímico, es cuando revives y recreas recuerdos en la misma emoción inicial y va volviéndose tu filtro a la vida. ¡Esos son de los que hay que cuidarnos que sean positivos!

Los chinos dicen que de los 0 a los 25 años tienes la cara que heredas, de los 25 a los 50 tienes la cara que vas transformando y de los 50 en adelante tienes la cara que te mereces. Es por eso que apuesto que tu rostro ha cambiado y no solo por la edad, en realidad nuestros 60,000 pensamientos diarios en promedio que tenemos, se vuelven reales cuando la bioquímica de nuestro cuerpo se despierta sólo con imaginar algo. Esos pensamientos son los que hay que gestionar para que empiecen a conectar con emociones más positivas y que definitivamente pueden hacer que tu rostro se suavice y hasta “desarrugue”, y que decir de la sanación que le va a traer a tu vida.

Tu cara es un resultado de todo lo que has vivido. Es el lenguaje que en realidad funciona de atajo para dialogar con nuestro corazón. Es la manera más sencilla de saber lo que ha pasado por la cabeza de una persona, pero sobre todo de lo que tiene que sanar. Por eso te invito a que hagas consciencia del gran poder que tienen tus pensamientos en tus emociones y ellas en consecuencia en tu rostro. Recuerda que la cara habla y a veces grita. No dejes que te deje sorda y escúchala para empezar a ejercitarla con pensamientos que impacten de manera positiva.

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