LA MENTIRA: EL SÍNDROME DE PINOCCIO

Georgette Rivera

 

En mi etapa de adolescente mi primo Alfredo nos contaba un chiste que al día de hoy recuerdo y cabe para darle margen al tema del que hoy quiero hablar: este era un señor que siempre mentía y para evitar hacerlo le pidió a un amigo que cuando eso sucediera le jalara el saco, así que un día comenzó: estaba yo en la selva y entonces encontré un cocodrilo que tenía la cola de ¡100 metros! y el amigo le jala el saco, ¡50 metros! y le jala otra vez el saco, ¡25 metros! y siente otro jalón, ¡10 metros! y sucede lo mismo hasta que llega a 2 metros, y no quedándole más dice: y gracias a este individuo, el cocodrilo se quedó sin cola.

Cuantas veces en la vida nos topamos con  personas que mienten y al hacerlo diariamente aprenden a manejarlo de manera magistral; sin embargo, la mentira a nivel energético tiene una carga muy fuerte dado que las consecuencias son terribles, primero que nada la mentira hace que una persona empiece a recrear una situación o evento que no existe, como se mencionó en el artículo de hace dos semanas, en el caso del lenguaje se genera un correlato que NO ES VERDADERO, aun cuando el escucha lo fabrique en su mente. El mentiroso está consciente de lo que está inventando, él decide construir una conciencia mentirosa, un ejemplo de ello son las sectas, un día una persona dice que ve en el cielo una aparición, o que a través de ellos se filtran mensajes divinos y de esta manera adquieren muchos adeptos que sin preguntarse más caen por necesidad, soledad o cualquier otra circunstancia en este engaño.
En la vida diaria la gama de la mentira es inimaginable, va desde «fíjate que me encontré a Fulanito y me dijo bla, bla, bla», hasta «te amo y no quiero estar lejos de ti».
Hay que tener en cuenta, que mentir es afirmar que hubo un movimiento de partículas cuando no lo hubo, valga la redundancia, y eso queda como un cuadro negro en la memoria e inhibe los cuadros genuinos.

Una persona que ha sido afectada por un cuadro negro tiene como resultado una disminución en la memoria que sufre como deterioro la consecuencia de la distracción, por lo tanto, si entendemos el mal como la disminución de la memoria entonces sí existe, ya que ese lugar del vacío donde pienso qué soy y no soy ¿deveras soy algo? Y eso empieza a cuestionarse quien por tanta mentira se abruma.

Cuando hay una cantidad de mentiras interminables el IQ baja considerablemente,
gran parte de la historia del mal es la mentira como su protagonista central porque afecta, tienes que aprender a educar tu capacidad de filtrar la información. La mentira y la verdad para un oído atento suena diferente, y eso sólo podrás hacerlo tú, no existirá el amigo que te jale el saco para decirte que el cocodrilo tiene la cola más pequeña.
La única que puede bajar para limpiar y curar es la verdad y eso tiene que ver con la frecuencia en la que cada persona se encuentra y eso se trabaja a diario, si vives con personas mentirosas aunque no lo seas te vuelves una de ellas por solaparlos o encubrirlos, así que ya lo sabes, si estás en un mundo de mentiras lo que se genere en tu realidad será proporcional a lo que digas y, aunque te sea difícil, el camino más corto siempre será la verdad. Bendecida semana.

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