Lo que no se repara, se repite

Martha Sánchez Navarro

Martha Sánchez Navarro¿Cuántas veces hemos escuchado que el humano es el único animal que se tropieza mil veces con la misma piedra? Está horrible que siendo los hermanos mayores del reino animal, por nuestra consciencia auto reflexiva, esto quiere decir que sé que sé. Los animales saben muchas cosas por instinto, pero no saben, que saben. Siendo así, ¿cómo es posible que no aprendamos de los errores? Yo creo que esto es porque no reflexionamos, no nos hacemos responsables y muchas veces pensamos que somos víctimas de las circunstancias o las personas y no vemos nuestra parte, ¿qué fue lo que hicimos?, ¿cómo colaboramos para llegar ahí? Y por eso se puede vivir la misma experiencia varías veces.

Todo lo que vivimos es por algo, pero sobre todo, para algo. Para aprender y seguir avanzando más sabios y renovados. No hay parte de la vida, que no contenga su lección y cuando ya aprendemos la lección, podemos pasar a la siguiente lección. Todo en la vida es aprendizaje. Pero si no reflexionamos en qué hicimos, no podremos aprender nada de lo que pasó. Si paramos, hacemos una pausa y tratamos de ver desde afuera, sin juicio, podremos ver más claramente qué pasó y qué hicimos nosotros. ¡No se trata de echar culpas o encontrar al que se equivocó! Los errores, dice el curso de Milagros, son para corregirlos, no para castigarlos.

Muchas veces no aprendemos, justamente por esa resistencia a aceptar, que uno también es responsable y asumir las consecuencias. No hay forma de aprender si no aceptamos nuestra responsabilidad. Se vale equivocarse y es parte del aprendizaje, lo que no es aceptable, ¡es seguir equivocándonos con lo mismo! Es aquí donde entran las creencias limitantes, muy probablemente estemos viviendo tal situación, porque pensamos que es real, que así es y punto. Pero cuando logramos identificar la creencia limitante, debido a lo que se repite en nuestras vidas, tenemos la posibilidad de cambiarla. Por ejemplo si van 3 veces que le pintan el cuerno a alguien o lo estafan en varias ocasiones, puede abrirse a la posibilidad que esa persona tenga responsabilidad en el asunto y puedan ver que sus creencias pueden ser que las parejas engañan o que la gente no es honesta. Estas creencias generalmente las obtenemos de nuestros padres y están basadas en el amor, pero están impregnadas de miedo.

El gran regalo es que nuestro cerebro funciona por creencias y que son éstas las que acabamos viviendo. «Si lo creo, lo creo» entonces si cambiamos nuestras creencias, podremos cambiar las experiencias que viviremos. ¿Qué tal te suena? Suena bien, ¿verdad? Pregúntate ante situaciones que no te gusten y estés repitiendo en tu vida, ¿qué tengo que aprender de aquí? Ve qué tipo de creencia limitante generó estas experiencias y ahora ponla en positivo, por ejemplo mi pareja es fiel o mis socios son honestos y repítela, escríbela, visualízala, cántala, báilala, hasta que te la creas y lo hayas incorporado a tu sistema de creencias y verás cómo cambia la historia. Piensa en esto, sólo tú puedes pensar en tu cabeza, sólo tú sientes en tu corazón y sólo tú vives en tu cuerpo.

Reparar aquello que no te gusta sólo depende de ti, esa es nuestra libertad y enseñanza para que ya no se repita y cometamos nuevos errores.

Bendiciones Martha

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