¿Qué tan contento tienes a tu pene?

Edelmira Cárdenas

El pene es el tesoro más preciado de cualquier hombre, es su fortaleza, de su investidura depende el autoestima, seguridad, y en ciertos niveles, la inteligencia de la persona. Para muchos es el centro del universo, el equilibrio de su hombría; para otros, del tamaño depende su existencia.

Definitivamente no dudamos del amor que se le tiene a esta parte de los genitales masculinos y por ello hay que cuidar, proteger, amar y entrenar el pene.

Por lo mismo, aquí van algunas buenas sugerencias para su cuidado:

Asearlo todos los días con agua y con jabón (y mira que no es pimpón para que lo trates como cartón); recortar un poco el vello púbico (no se vale que parezca selva tropical lluviosa); procura inspeccionarte para descubrir que todo vaya normal (porque penes vemos, salud sexual no sabemos). Y retomando lo de recortar el vello púbico, si lo haces, te aseguro que tendrá un efecto óptico, se verá más grande.

Evita lesiones en el pene, si tienes erecciones matutinas o cobró vida de manera imprevista, no intentes bajarlo, frotarlo o esconderlo en tus pantalones, piensa en algo alejado de lo erótico, continúa el ritmo de vida y en segundos desaparecerá la erección. No untes, inyectes e impregnes cualquier cosa en tu pene: ungüentos, cremas retardadoras, elixir de placer, mentas, perfumes, crema de ubre de vaca, etc. Toma en cuenta que la piel de los genitales es más sensible que la piel del resto del cuerpo. Sólo coloca lubricantes o el medicamento prescrito por un doctor.

Cuando practiques sexo en lugares inusuales coloca una toalla o tela para evitar rozaduras de tierra, alfombra, arena o zacate. Y por último, sé que sonará un poco raro pero algo muy, muy, ¡pero muy importante! es (según las medidas de tus posibilidades): procura bajar (a como puedas, repito) un poco tu nariz hacia tu genital para oler tu pene y detectar malos olores en caso de que quieras recibir un sexo oral (tu pene te lo agradecerá, claro, junto con quien te haga el oral). En caso de que no puedas agacharte lo suficiente como para percibir un olor, o de plano sufras de algo parecido a sinusitis, puedes frotar con la mano limpia el glande (la cabeza del pene) y luego percibir si existen malos olores para procurar una mejor higiene.

Utiliza lo que la naturaleza te ha dado como herramienta de placer, no como instrumento de tortura (el tamaño no importa) aprende a vivir y disfrutar todo tal como eres (haz de tu miembro tu mejor amigo y cómplice de aventuras). Y por último, recuerda que, si el pene es tu compañero del alma, nunca será un punta pie lo que necesite, sino que siempre habrá que estar dispuesto a brindarle una “mano amiga”.


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