Ser flexible para ser feliz

Martha Sánchez Navarro

Martha-SanchezUna vez me dijeron que el que era más inteligente, no era el que tenía más grados académicos o el que sabía más, sino el que era «feliz» y era feliz, el que aprendía adaptarse a los cambios.

Esto me hizo reflexionar y pensar que todos queremos ser felices, pero pocos son los que fluyen y se adaptan con lo que hay.

Más bien, nos han enseñado a ser tercos e inflexibles, ¡al grado de preferir tener la razón que ser felices! Ese es otro aforismo que escuche. Si lo único constante son los cambios, no sería mejor aprender a soltar y a fluir o mejor dicho a disfrutar lo que hay y si lo que hay, no está lindo, recordar que todo es temporal y que va a cambiar.

Es mejor ser como el bambú y no como el roble, el roble es un árbol fuete y portentoso, mientras que el bambú es flexible y hueco, pero cuando los alcanza un rayo, el roble lo parte a la mitad y al bambú por la misma energía del rayo, lo dobla y nunca le pega. Moraleja, hay que ser más como el bambú y menos como el roble. Si uno no aprende a ser flexible, cuando algo cambia lo tomamos personal y muy mal, si recordarnos que es una «ley» que también nos invita a no apegarnos a nada ni a nadie, para fluir y crecer aceptando lo que hay y aprendiendo a crear una mejor realidad, a través de nuestros pensamientos positivos, a sabiendas de que todo estará en continuo movimiento, que nada estará inmóvil y que lo único seguro serán los cambios. Esto no es malo necesariamente, todos los cambios son buenos y si estamos presentes y conscientes, podemos vivir plenamente el presente sin juicio y sí con mucho agradecimiento y asombro de lo que la vida nos regala.

Cuando llegamos de bebés, somos egocéntricos y pensábamos que el mundo giraba alrededor nuestro. En la adolescencia, que es otro cambio, como muchos otros que vivimos desde que llegamos, nos sentimos perdidos e incomprendidos. Cuando somos adultos creemos tener más cosas bajo control, nos casamos o no, tenemos hijos o no, pero vamos haciendo hábitos y costumbres que nos dan seguridad, creyendo que controlamos a las personas y las situaciones.

Si todo va a estar cambiando, esto no es posible, entre más nos aferremos a los hábitos y a lo cuadrado, lo inmóvil, más vamos a sufrir! Yo creo que como todo en la vida, es perfecto y parte del plan, para que podamos crecer, aprender, disfrutar y fluir con ella. Si logramos no tomarlo personal y verle el lado amable, es perfecto, todo está moviéndose, dándonos la oportunidad de hacerlo de manera diferente, no hay nada escrito, somos nosotros los que vamos diseñando nuestra vida, consciente o inconscientemente.

Al conocer las «leyes» podemos  aprender a usarlas a nuestro favor y sobre todo, recordar que son absolutas, son iguales para todos, como la «gravedad» sabemos que todo lo que sube, baja. Con la edad he aprendido a ser más flexible, a soltar para no atorarme y me ha ayudado mucho el recordar que, todo es temporal incluyéndome a mí y que lo que busco es ser feliz, más que ganar siempre, cada vez respeto más la opinión de los demás, aún que sea diferente a la mía, recordando que cada cabeza es un mundo y que está bien ser diferentes, esa es la belleza de la diversidad y que hasta yo también seré diferente, adaptándome y fluyendo en los cambios.

Te invito a ser más como el bambú y menos como el roble.

Bendiciones.

Martha


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