La vida de pareja raramente se deteriora de un día para otro. Es el desgaste sostenido –como la oxidación de un metal que es paulatina pero irreversible– el que va debilitando y estropeando la relación.
Este proceso de deterioro generalmente es imperceptible para las parejas; al igual que una enfermedad silenciosa –como la diabetes, o la presión alta– muchas veces no dan síntomas muy palusibles –a diferencia de un infarto por ejemplo– pero pueden ser mortales. Mencionaré 10 hábitos que presentan las relaciones tóxicas y pueden llevar a una pareja al fracaso:
- Se critican continuamente. Ocurre cuando existe un ideal de vida de pareja o un cúmulo de necesidades personales no resueltas que les hace reflejarse permanentemente que no son suficientes el uno para el otro. Pero además, el malestar que existe, aún siendo válida la necesidad de ponerlo sobre la mesa, se reclama de manera totalizante a la persona del otro. La crítica tiene en la base la falta de aceptación y la necesidad de cambiar a la pareja. La crítica continua genera frustración y desmotivación.
- “Tu y yo somos uno mismo”. La necesidad de fusión impide que los miembros de la pareja tengan identidades y gustos separados. Se exigen ser “su amor, su cómplice y todo” –como diría Benedetti- decantando a una relación de fusión, dependencia e incluso posesión, que termina por asfixiar y marchitar el amor. Este hábito cierra puertas de crecimiento porque impide la expansión personal y el disfrute mutuo.
- Escalan entre ellos. Buscan tener la razón siempre que hay que decidir algo o resolver un conflicto. No hay escucha mutua sino una postura defensiva y ofensiva que impide la comunicación. Así, el que pierde siempre está listo para sabotear al otro y culparlo del fracaso.
- Se cantan y cobran los “favores”. Si bien la relación de pareja es un intercambio para que sea de riqueza y crecimiento para ambos miembros de la pareja, cuando se lleva cuenta – incluso económica – de lo que se ha dado y se echa en cara a la menor provocación la pareja está en problemas.
- No se apoyan mutuamente. No solo minimizan o invisibilizan los problemas del otro sino que se niegan el apoyo en momentos de dificultad. Una razón de ser de la pareja, además de disfrutar juntos, es el apoyarse mutuamente; esto refuerza el vínculo amoroso. Pero en las relaciones tóxicas los miembros de la pareja ya no se ofrecen ayuda o no la dan en el momento adecuado, o bien, dan lo que cada uno quiere y no lo que el otro necesita. Esto produce no solo decepción sino alejamiento y auto protección.
- Control de cualquier tipo. Querer controlar es sinónimo de inseguridad; se busca la necesidad de asegurar a cualquier costo la permanencia del ser amado. Ya sea a través del control de los gadgets, el modo de vestir, del dinero, de las amistades, la idea de tener dominio del uno sobre otro habla de una necesidad de posesión más que de un intercambio de amor.
- Actúan con desprecio. El desprecio implica una actitud de superioridad. Lejos de ver con admiración a la pareja se miran con menosprecio, arrogancia y desconsideración. El desprecio frecuentemente se manifiesta con agresiones verbales, con omisiones, con burlas e incluso con abusos físicos. Y no solo eso, sino que se hace uso de los puntos más débiles de cada uno para lastimarse.
- Evasión permanente. La distancia, diferencia y separación genera ansiedad, pero la apertura y la cercanía también. Por tanto los miembros de la pareja se evitan e impiden la conexión en un “ir y venir” que no los deja irse pero tampoco acercarse. Esto conduce a la experiencia de aislamiento y soledad en compañía.
- Toman decisiones de manera unilateral. Ya no se considera al otro en los planes de vida: ni en las decisiones cotidianas, pasando por los gastos económicos, la vida social, hasta los acuerdos monogámicos y la planeación a futuro.
- Se imposibilita el placer. Sexual y en las diferentes áreas de la vida.
Incurrir en estas actitudes es un mal augurio para el futuro amoroso. Tomar consciencia y pedir ayuda pueden ser pasos decisivos para detener el círculo viciosos que sin duda está ya echado a andar.
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