Cada vez son más los hombres que se involucran totalmente en el cuidado de los hijos, y le entran al quite con la cambiada de pañales, las desveladas, y toda la serie de cambios y retos que viven como pareja ante la llegada de su bebé.
Si eres un papá de esos, que desea vivir esta experiencia al máximo, quizás puedan ayudarte estos tips para que junto con tu pareja, gocen y salgan bien librados de esta etapa, a veces tan desafiante, llamada posparto.
Mamá tiene que recuperarse físicamente, descansar y comer adecuadamente, con alimentos nutritivos y suficientes, ( Papá, también deberías de alimentarte bien). Si la cocina no es lo tuyo, entonces asegúrense de contar con apoyo en este tema. Puede ser con abuelas, tías, vecinas, o amigos que les lleven de comer. También pueden prepararse previamente, congelando alimentos desde antes del nacimiento de su bebé, o teniendo a la mano contactos de comida a domicilio.
Emocionalmente, también pueden venir cambios fuertes, las hormonas de las mujeres cambian sus niveles drásticamente, así que se requiere mucha comprensión y apapacho de la pareja en esta etapa. Los primeros días puede experimentarse cierta impotencia por no poder hacer todo lo que una quiere, temor a no ser buena madre, tristeza o incertidumbre, y puede considerarse normal, son los llamados baby blues. Tu apoyo aquí papá, es vital. Pero si esta tristeza persiste por más de dos semanas, si notas a tu pareja inconsolable o deprimida todo el tiempo, o que no presta atención al bebé, deben buscar ayuda profesional.
Conviértete en guardián. Todo el mundo quiere venir a conocer al bebé y cargarlo y besuquearlo. Pero no todas las mamás se sienten cómodas con ello. Hablen claramente entre ustedes a quien sí y a quien no desean recibir como visitas. Ustedes tienen todo el derecho de decir, grabar, escribir, avisar, postear o como sea, algún mensaje tipo: “Muchas gracias por las felicitaciones, nos estamos dando un tiempo para adaptarnos como familia, les avisaremos cuando estemos listos para recibir visitas”. Y listo. Quienes de verdad los aprecien, lo comprenderán.
Si en cambio ustedes son súper sociables y sí desean recibir a todo mundo, establezcan entonces una señal para que cuando mamá quiera descansar, amamantar a solas, dormirse, pararse al baño, o ya no ver a nadie más, te haga un gesto y tu amablemente le ayudes a decirles a las visitas que por favor salgan de la habitación, o que muchas gracias bye.
Prepárense juntos, platiquen e investiguen previamente sobre apego, lactancia y cuidados de su bebé, para que cuando llegue el momento, estén bien informados; sólo así podrán batear tantos comentarios que la gente hace sin saber tipo “ no lo cargues tanto, lo vas a embracilar”, “yo no veo que te salga leche, mejor dale fórmula para que no se quede con hambre”, “ déjalo que llore para que haga pulmón”, etc. Comentarios de este tipo llueven, a veces enojan, a veces duelen, pero duelen más cuando vienen de la misma pareja cuando no están ambos en el mismo canal.
Platica con otros papás. Pregúntale a tus amigos que ya pasaron por esta etapa, qué les ayudó, qué les hubiera gustado saber, qué errores cometieron, que disfrutaron más.
Involúcrate más con las tareas del hogar (o contraten a alguien que lo haga) para que ella pueda despreocuparse estos días y entregarse por completo al vínculo con el bebé, descansar, alimentarlo, admirarlo… En esta admiración y desborde de atenciones hacia el bebé, algunos hombres llegan a sentirse desplazados, si es el caso, platíquenlo abiertamente, serenos, sin reproches. Esta es una hermosa oportunidad de crecer más como pareja, fortalecerse mutuamente, y conocer otro aspecto del otro, que sólo con la maternidad y paternidad sale a la luz.
Y por último, saquen su sentido del humor, que si les orinó en la cara al abrir el pañal, que si ya se iban ustedes a dormir y se despertó, que si ya estaban listos y guapos para salir y vomitó, pues ¿qué le pueden hacer? Así es ahorita, asúmanlo con paz y serenidad, diviértanse, rían, rían mucho, y gocen este precioso regalo de ser papás.