- Toca sus pies con los tuyos.
Joe Navarro, autor de El Cuerpo Habla; y ex-agente del F.B.I, dice que los pies son la parte del cuerpo que más refleja la manera en la que realmente nos sentimos de acuerdo a una situación. ¡Son los más chismosos! Y es que como estamos acostumbrados a prestarles poca atención, normalmente no solemos tratar de inhibir su respuesta o de encubrirla de manera consciente, como sí lo hacemos con otras partes del cuerpo, por ejemplo las manos, cuando estamos nerviosos, incómodos o mentimos. Por eso, afirma Navarro, “observa hacia donde se dirigen los pies de una persona y sabrás en donde realmente están su atención y su verdadero interés”. ¿Se dirigen hacia la puerta, hacia la persona con la que habla o hacia alguien con quien no está manteniendo una conversación verbal? ¿Están escondidos, alerta, nerviositos, bailarines y alegres, listos para huir o descansando apacibles? Observa. De hecho, puedes identificar una pareja cercana, afín y enamorada cuando, a pesar de no estar mirándose o tomándose de la mano, se sientan colocando sus pies cerca o en contacto con los de su media naranja. Incluso, quizá no duerman abrazados, pero el contacto de los pies bajo las cobijas indica que existe una gran cercanía y conexión entre ellos. Por suerte, el orden de los factores no altera el producto, así que si sientes que tu relación no es tan cercana como antes, intenta restablecer o incrementar el contacto o la cercanía de tus pies con sus pies. Es una forma sutil y efectiva de enviar un mensaje inconsciente que su mente interprete como: “en verdad te quiero y me importas”.
- Escucha con todo el cuerpo, aún cuando no te gusta lo que escuchas.
Al menos durante unos minutos al día, desconéctate de tu celular, de la televisión, la computadora o cualquier cosa que distraiga tu atención corporal mientras tu pareja te platica. Escucha con atención, involucrando cada parte de tu cuerpo en el ejercicio de escuchar: dirige tus pies y tu torso hacia tu pareja, mantén tus manos tranquilas y dispuestas, los brazos relajados y naturalmente abiertos, míral@ a los ojos, retroalimenta con gestos y expresiones guturales o vocales para que sepa que l@ estás siguiendo en la conversación. Cuando tu pareja te platica algo agradable a tus oídos o algo que te interesa, es más fácil de aplicar, casi lo hacemos de manera instintiva; el reto está en hacerlo cuando te está contando algo que a ti te da flojera, aunque para él/ella sea importante, o cuando te está reclamando algo que te molesta. En estas situaciones normalmente solemos cerrarnos, desconectar la mirada, distanciarnos físicamente, ponernos completamente serios y poner barreras de todo tipo. La próxima vez que estés en una situación similar, pon toda tu atención en escuchar realmente y demostrar esa escucha activa con todo el cuerpo, y verás que los canales de comunicación que se habían cerrado (o nunca se habían abierto) se abrirán y propiciarán una mejor dinámica de pareja, incluso en las discusiones y negociaciones difíciles.
- Estimula su interés en ti, mostrando interés en él/ella.
¿Te acuerdas qué emocionante y divertido era el proceso de seducción con tu “peor es nada” cuando estaban en pleno ligue y ya habían descubierto una atracción mutua? ¿Recuerdas ese remolino de químicos que sentías por todo el cuerpo como producto de cualquier señal de es@ fulan@ que te hiciera saber que sentía algo por ti? Piensa ahora, ¿qué hacías para seducirl@? Si eres mujer, seguramente jugabas con tu pelo, te arreglabas el doble, lo mirabas de forma seductora y sugerente, cuidabas tu postura para verte lo más guapa posible… Si eres hombre probablemente eras más caballeroso, más amable con ella y con los de tu alrededor, ponías (o hasta fingías) extremo interés en todas sus historias, memorizabas sus datos curiosos y sus gustos, cuidabas tener buen olor y buen aliento, tenías detalles… Pues todo eso forma parte del lenguaje no verbal. ¿Y te acuerdas del momento en el que dejaste de hacerlo porque l@ diste por hecho, l@ sentiste segur@ o creíste que ya no era necesario seducirl@? Recuerda que aunque hayan pasado del frenético enamoramiento al amor estable y maduro, tu pareja y tú necesitan sentirse constantemente estimulados para recordar por qué en algún momento se enamoraron el uno del otro. ¡Coquetea, juega, sedúcel@ de nuevo! Enamóral@ sólo por hoy.
- Sonríe al verl@ llegar.
Este punto va muy de la mano con “dar por hecho a tu pareja” y aquellas cosas que olvidamos hacer cuando llevamos años casados o viviendo juntos, y nos vemos todos los días. Cuando acababan de conocerse o eran novios, seguramente morían de la emoción al verse y se recibían con un fuerte abrazo y un beso apasionado, pero ahora, cuando nuestra pareja llega por la noche tras un día pesado, sentimos que es normal que regrese a casa y nos encargamos de demostrarle con nuestro lenguaje no verbal un: -Ah, ¿ya llegaste?
Eso con el tiempo va deteriorando la ilusión de regresar a casa, haciendo que se convierta sencillamente en parte de la rutina o de “lo normal”. ¡Evita que tu perro l@ reciba con más emoción que tú! Haz que tu pareja se sienta siempre recibid@ con ilusión y gusto, aún cuando tuviste un día difícil. Ya después pueden hablar sobre los problemas de los hijos, la casa o el trabajo, pero primero ¡regálale una sonrisa sincera!
¡Hasta el próximo viernes, querido lector! Por favor, experimenta con estos 4 puntos y compártenos aquí debajo tu experiencia. Si tienes cualquier duda, estoy siempre a tus órdenes en [email protected] o en mis redes sociales. ¡Ahí nos vemos y nos seguimos!