Gracias a las pantallas verdes, los programas de computadoras y diversos desarrollos tecnológicos es posible crear personajes mitológicos, realidades alternas y universos mágicos. Sin embargo, hubo una época en la que los directores de cine y especialistas en efectos especiales no contaban con tantas herramientas y explotaban al máximo su creatividad.
De hecho, muchas de las llamadas cintas clásicas de ciencia ficción tienen mejores efectos especiales que muchas de las películas actuales. Basta mencionar el caso de los Episodios I, II y III de Star Wars, cuyo abuso de la pantalla verde las hizo ver menos realistas que la trilogía filmada en los años ’70 y ’80.
Otros ejemplos de cintas clásicas con mejores efectos especiales que los actuales son:
2001: Odisea en el Espacio (1968). Considerada la mejor película de ciencia ficción de todos los tiempos, esta cinta de Stanley Kubrick ha trascendido no sólo por la trama y el genio creativo de su director, sino por los efectos especiales que permitieron crear una de las mejores secuencias visuales jamás vistas: cuando el transbordador se acopla a la espacial giratoria.