Aunque no se sabe a ciencia cierta cómo es que se volvieron una moda, está más que claro que las selfies forman parte de nuestra vida diaria. Lo mismo las tomamos para mostrar nuestro cansancio al llegar a la oficina, que para presumir nuestro encuentro fortuito con alguna luminaria o hacer un importante anuncio, como el milagro de hacer acto de presencia en el gimnasio.
Simplemente, en 2013, el Diccionario Oxford anunció que “selfie” era la palabra del año, pues durante los últimos 12 meses su uso se había incrementado 17,000%. Esta cifra nos hace preguntarnos ¿cuántas autofotos no se han compartido en redes sociales desde entonces?
El problema es que ya no basta con posar frente a la cámara, mientras estamos en casa, un concierto o la propia oficina. Hoy en día es necesario que las selfies sean únicas, por lo que cada vez más personas ponen en peligro sus vidas para tomarse una simple fotografía a miles de metros de altura o en vehículos que viajan a velocidades inconcebibles.
Desde luego, este tipo de comportamiento imprudente suele acabar en desgracias. Cada vez es más común que escuchemos o leamos historias de personas que murieron, quedaron mutiladas o discapacitadas en su intento de tomarse una selfie extrema.
Aquí te dejamos algunos ejemplos. Tal vez, después de leer estos casos, lo pienses dos veces, antes de arriesgar tu vida por una tontería.
Xenia Ignatyeva, una joven rusa de 19 años murió electrocutada al intentar escalar un puente para tomarse una selfie. El problema fue que, al llegar a la parte alta de la estructura, sujetó por error un cable de alta tensión.
En Barcelona, España, un grupo de hombres, de entre 44 y 49 años, resultaron gravemente heridos al intentar tomarse una selfie grupal. Los amigos se apoyaron en el barandal de un balcón para la fotografía, sólo que ésta no soporto el peso y se vino abajo.
Courtney Sanford, una joven estadounidense murió justo después de publicar una selfie en la que aparecía sonriendo. Sólo que se le ocurrió tomar la imagen mientras manejaba y terminó estrellándose contra un camión.
Karen Hernánez, una adolescente mexicana murió ahogada en un intento de tomarse un autorretrato en la orilla del río El Tunal, en Durango. La joven resbaló y cayó al agua.
Oscar Otero Aguilar, un mexicano de 21 años, perdió la vida al intentar tomarse una selfie con una pistola. El joven pretendía publicar la imagen en Facebook, sólo que las cosas no salieron como lo esperaba, Se disparó por error en la cabeza y no logró sobrevivir.
Uno de los casos más conocidos es el de dos mujeres iraníes que sufrieron un accidente automovilístico por intentar tomarse una selfie mientras cantaban. El problema fue que la conductora se distrajo y chocó con otro vehículo. La mejor parte de la historia es que aprovecharon el viaje en ambulancia para captar otro autorretrato.
Collete y Ashley, dos jóvenes estadounidenses no corrieron con la misma suerte que las mujeres del caso anterior, ya que una de ellas murió después de tomar una selfie. Todo parece indicar que la captura de la imagen hizo que la conductora se distrajera e intentara rebasar un camión, sin percatarse que otro vehículo venía en el carril contrario. Chocaron de frente.
¿Crees que vale la pena arriesgar la vida por captar una imagen?