Acabando con el mito del Gordito Feliz

Edilberto Peña de León

edilberto_pena“El gordito feliz” (Piensen en Adele y Susan Boyle)
 
Rápido les digo que no existe el estereotipo del «El Gordito Feliz”, de hecho, todo lo contrario: los gorditos se deprimen más que los no gorditos.
 
¿Las personas obesas se deprimen, o la depresión nos hace obesos?…
 
Les voy a adelantar la respuesta del final de esta participación: la relación es BIDIRECCIONAL.
 
Los portadores de obesidad tienen un 55% de posibilidades de deprimirse, mientras que los pacientes que sufren de depresión tienen un 58% de posibilidades de volverse obesos. Cuando se encuentra una asociación tan fuerte entre dos factores resulta ociosa la pregunta sobre la causalidad; el eterno qué fue primero, si el huevo o la gallina; este es un problema de una gallina con huevos al mismo tiempo.
 
Hay varias explicaciones para este fenómeno:
 
1) Se han descubierto que la depresión y la obesidad comparten varios mecanismos inflamatorios en el cuerpo y el cerebro que se comparten y que vienen en el mismo paquete en cada persona afectada. Tan es así que en deprimidos es más frecuente la presencia también de enfermedades relacionadas a la obesidad como la diabetes mellitus, la elevación del ácido úrico, el colesterol y los triglicéridos.
2) Las sensaciones placenteras que nos producen los alimentos ricos en calorías son mecanismos de auxilio que busca un cerebro deprimido para producirle alivio a la persona en depresión. Lo malo es que si no resolvemos de fondo la depresión que se está experimentando el organismo se acostumbra a rescatarse de esta mala manera y nos volvemos comedores compulsivos para evitar la depresión y la ansiedad.
 
De hecho los pacientes deprimidos que tienen buena respuesta a los tratamientos antidepresivos mejoran en todas las variables de su metabolismo. Para una referencia más clara podemos fácilmente referirnos a dos casos muy visibles de cantantes britanicas: Adele y Susan Boyle. Ambas con talentos fuera de serie donde el despegue en el éxito de sus carreras ha correspondido con un cambio saludable en su imagen corporal y salud física y mental. Así que no se hable más… a acabar con el mito del «El Gordito Feliz».
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