Lo interesante acerca de la aceptación es que nunca nos hacemos la pregunta:
¿Por qué no habría de aceptarme a mí y a los demás como somos?
¿Por qué sería tan malo que todos tengamos debilidades, errores y malas conductas?
La respuesta es miedo. Tenemos miedo que nuestro lado imperfecto no nos ayude a sobrevivir o nos meta en problemas.
La perspectiva de cuál es nuestro lado imperfecto varía dependiendo de las familias.
Hay familias que ven aceptable el ser corrupto, incluso, lo fomentan y hay otras en donde es intolerable y sólo buscan la honestidad. Realmente estas perspectivas son diferentes formas en que venimos a crecer espiritualmente.
¿Entonces cuál sería la respuesta adecuada acerca de cómo deberíamos de ser?
La respuesta es ninguna. Somos esencias divinas y nuestro derecho de nacimiento es el sentirnos valiosos. Todos tenemos el derecho de sentirnos que valemos la pena, de llevar vidas llenas de propósito y significado y de disfrutar este proceso.
Lo que es muy importante entender, es que todos tenemos éste derecho por lo que la regla más importante a seguir es: procurar mi crecimiento mientras este no interfiera en el crecimiento de los demás.
La ley espiritual más importante es que todos tenemos libre albedrío.
Al querer cambiar a los demás estoy rompiendo la ley espiritual más importante.
El rechazo de uno mismo y de terceros podría ser unas principales causas de sufrimiento humano.
El concepto más importante aquí, es entender lo que es ser humano. Sería más fácil entenderlo, si lo separamos en ser y humano. Somos esencias divinas en cuerpos plagados de miedos, acondicionamientos y programas subconscientes que son difíciles de sobrepasar.
Todos tenemos partes negativas que no queremos reconocer y al rechazarlas o evadirlas estas crecen.
A todos nos han hecho daño y todos hemos hecho daño, la única manera de terminar con esto es la aceptación.
Todos nos tenemos que aceptar como somos, incluyendo nuestra parte humana.
Si no aceptamos primero lo que no nos gusta de nosotros, no podemos cambiarlo.
Necesitamos entender por qué hicimos lo que hicimos, para interiorizar la enseñanza que nos deja y poder crecer a raíz de la experiencia que obtuvimos. Para lograr esto necesitamos perdonarnos y no castigarnos.
La humanidad está estancada por buscar el castigo en vez de la comprensión.
La clave de la aceptación es la comprensión y el entendimiento.
Podemos aceptar a los demás por completo, lo que no tenemos que aceptar es lo que nos hacen. Aceptar a los demás es entender que todo el daño que nos hacen viene de su dolor, sus miedos y su sensación de cuánto valen; en otras palabras, de que nos sirve resentirnos de una persona inconsciente. No necesitamos cambiar a alguien para aceptarlo sólo necesitamos comprenderlo.
Lo mismo aplica para nosotros no necesitamos castigarnos por nuestras fallas sólo hay que entendernos y volvernos conscientes para no repetirlas.
De nada le va a servir a las personas que dañamos que nos castiguemos mentalmente con culpa, lo que los honraría, sería entender del error para corregirlo y para lograr esto se requiere aceptar que nos somos perfectos y es humano errar.
Los 3 hábitos que matan la aceptación:
- No te compares: Es ilógico querer ser alguien más o querer ser como alguien, eso equivale negar lo que eres. Lo hay que buscar es perfeccionar las cualidades latentes adentro de ti que admiras en alguien más.
- Cuídate de querer ser perfecto: buscar la perfección es diferente a esperar la perfección, venimos a aprender de nuestras imperfecciones. La perfección es un ideal no una realidad.
- No escuches las críticas: la crítica es un estado mental que dice “no acepto”. Si lo aplicas en ti lo estas aplicando en los demás, si lo aplicas en los demás lo estas aplicando en ti.
Lo único que hace es dañar la autoestima y alimenta al ego. No necesitas que alguien te apruebe sólo necesitas aprobarte tú y los demás no necesitan tu aprobación para valer.
Continuara…
Luz y Amor