Las discusiones entre pareja son muy frecuentes, y hay de discusiones leves a muy graves, donde al parecer gana el que más grita, lo cual sabemos que es falso, en una discusión no hay ganadores y se puede afectar al desarrollo de los hijos.
Todos recordamos con amargura como nuestros padres se peleaban por largos minutos, era tan desagradable ver a las personas que están a tu lado para cuidarte, que se estén haciendo daño y que sin querer queriendo, a nosotros también.
Ahora sabemos gracias a un estudio realizado por la Escuela Steinhardt de Cultura, Educación y Desarrollo Humano de la Universidad de Nueva York, y publicado en la revista científica Development and Psychopathology, que “La agresión entre los padres moldea negativamente la respuesta emocional de los hijos”.
Dependiendo de su edad, las discusiones afectan a tus hijos, por ejemplo:
De los 0 a 18 meses.
En esta etapa aún no hablan, pero demuestran su descontento siendo irritables y nerviosos después de la discusión, tienen dificultades para poder dormir y se despierta frecuentemente por la noche. Ellos desconocen el alcance de la discusión aun así ya haya terminado y siente su mundo inestable y triste.
18 meses a los primeros 3 años.
A partir de los 18 meses ya tienen conciencia de las consecuencias de sus actos, lo que pueden llegar hacer es ponerse a llorar o a gritar durante la discusión. Hacen esto para llamar tu atención e intentar que dejen de discutir.
De 3 años en adelante.
A esta edad ya estando muy consciente adopta ciertos comportamientos que bien ya tenía superados, como hacerse pipi en la cama o chuparse el dedo. Además, que el dejar de comer o comer o medias, es señal de cierto rechazo ante los actos sociales.
Principalmente las discusiones entre padres repercuten en la conducta del niño y les produce nerviosismo, tristeza, inseguridad, miedo etc. Además, perjudican su capacidad de reconocer y regular sus propias emociones.
Pero eso no es todo, sabemos bien que los niños son visuales o sea que aprenden viendo, y si te ven pelear pueden y repetirán este tipo de comportamiento que es reflejo de lo que ven hogar, por eso en muchas ocasiones se ven niños violentos, que explotan o se exaltan con mucha facilidad.
Lo más preocupante es que se vuelve un hábito para ellos, pues al ver que con las discusiones consiguen algunos objetivos, los puede llevar a un estado en donde el conflicto es indispensable o lo que es lo mismo si no pelean no están contentos.
Lo mejor es que como papás aclaren sus diferencias lejos de sus hijo donde no los vean y que estando cerca si aún no se han arreglado, no se respire ese ambiente pesado de descontento entre ustedes. Piensen en los niños y en su sano crecimiento y desarrollo.
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