Desde chica me inculcaron el poder de la palabra “gracias” como algo mágico pero fue hasta hace unos años que en realidad lo entendí.
Es de gente educada dar las gracias cuando alguien hace algo agradable por nosotros, pero en realidad ser agradecido conlleva mucho más que tener buenos modales.
Yo siempre hablo de que soy poseedora de un cofre de tesoros y de que lo lleno de regalos que la vida me da a manos llenas día a día. Estos son gratuitos y pueden ser desde voltear en la calle y sentir que el corazón se expande ante la sonrisa de un niño que te la regala de forma desinteresada hasta haber comido una extraordinaria salsa molcajeteada en la fonda de Doña Cleo.
Hace años me encarcelé voluntariamente en el Pueblito de la Mesa, Tijuana para acompañar al papá de mis hijos cuando lo acusaron de un fraude que no cometió. Esta prisión era la cuna de la corrupción, de la decadencia y de los abusos, cualquier cosa que les pueda contar se queda corta con el infierno que en realidad era.
Poder sobrevivir en un lugar así era tarea muy difícil de llevar, por ello tuve que crear espacios de “fuga mental” que me permitieran conservar la sanidad. Ahí fue donde nació mi cofre de tesoros. Parada en una silla observaba, a través de los barrotes de una pequeña ventana, un árbol que balanceaba sus ramas con el viento. Cerraba los ojos e imaginaba ser libre para poder arrancar una de esas hojas, trataba de percibir el olor que emanaba al trozarla, la suavidad del viento rozando mi rostro y la distante sensación de recibir como alimento los beneficios de la madre naturaleza.
No saben cuánto me recriminé no haber apreciado todos estos regalos que la vida nos da a manos llenas y que no agradecemos porque creemos ser merecedores de todo y damos por hecho que siempre los tenderemos. Vivimos sumergidos en un: al rato, luego, más tarde, tengo prisa sin tomarnos unos minutos para hacer una pausa para apreciar el paraíso en el que todos vivimos.
¿Hace cuánto que no agradeces el haber despertado y tener una nueva oportunidad de reescribir tu historia? Cada día es un nuevo comienzo y éste está repleto de momentos mágicos que enriquecen nuestro cofre de tesoros.
Vivimos inmersos y empeñados en buscar la felicidad sin darnos cuenta de que ésta es el cúmulo de momentos que nos hacen sentir el alma llena. Las personas agradecidas son más resilientes, viven en la frecuencia de energía más alta que existe, ejercen un poder multiplicador, duermen mejor, viven con menos estrés y son personas con las cuales es una delicia convivir.
Ser una persona agradecida me ha traído múltiples beneficios que alimentan mi alma y llenan mi cofre de tesoros. Hoy quiero agradecer especialmente a Ideas Que Ayudan por invitarme a colaborar en este blog dándome un espacio en el cual podré ejercer mis pasiones, compartir mis vivencias y hacer nuevos y entrañables amigos. También quiero agradecer infinitamente a cada uno de ustedes la oportunidad que me dan al leerme para poder tocar sus corazones.
Y tú ¿qué agradeces en tu día a día?…
Espero que juntos vaciemos la tinta de nuestros bolígrafos al escribir nuevas y maravillosas historias en las páginas en blanco que todos tenemos en nuestro libro de la vida.
Estoy segura de que esto me traerá miles de regalos para mi cofre de tesoros.
¡Gracias mil!