Quien no ahorra, se ve desprotegido ante las dificultades. Quien invierte, ve crecer su dinero y aumentar las posibilidades de hacer realidad sus sueños.
Desde pequeños se nos enseña la importancia del ahorro. Nuestros padres, abuelos, mentores, etc., nos recomiendan convertir el ahorro en un hábito. Sin embargo, esto suele quedarse sólo en palabras, porque las obligaciones y pagos diarios son los que se imponen. Y volvemos a pensar en ello solo cuando recibimos un “dinerito extra” y debemos decidir qué hacer con él.
Vamos a partir primero de que el ahorro es, básicamente, reservar parte de los ingresos –ya sea salario, las ganancias de su negocio o cualquier otro-, casi siempre a través del control de los gastos –disminuyendo los consumos y compras, por ejemplo-, y guardarlos, ya sea en una cuenta bancaria o en una alcancía en su casa. Ahorrando usted acumula una suma de dinero que le permitirá alcanzar sus metas financieras y poder reaccionar en momentos de crisis.
¿Cree que no necesita ahorrar? Piense de nuevo. Repase sus metas: mejorar su nivel de vida en el futuro, comprar una casa o un auto, pagar la universidad de sus hijos… Piense que bueno sería poder lograr esas metas futuras y sin necesidad de pedir ayuda a alguien más, sin endeudarse. Debe planificar su futuro también desde el punto de vista financiero.
Puede buscar mil excusas para no ahorrar. Las únicas reales serán el pago de deudas, las cuales deben ser saldadas lo antes posible para mantenerlas bajo control. Habiendo resuelto este punto, debe comenzar a guardar mensualmente una parte de su dinero. La mayoría de los expertos y asesores de finanzas personales sugieren que lo ideal es ahorrar cerca del 10% del total de lo que usted ingresa mensualmente.
¿Ahorrar es lo mismo que invertir? Pues no. Ahorrando usted guarda una suma de dinero que, mientras no la utilice, se mantiene ociosa. Invertir es tomar una parte de tu dinero –preferiblemente de tus ahorros- y comprar o adquirir acciones, bienes, etc., que pudieran aumentar en valor, con el objetivo de que ese dinero crezca. Es “poner a trabajar” sus ahorros.
Por lo tanto, para invertir hay que ahorrar.
Lo recomendado es encontrar un equilibrio entre los dos, ahorrar e invertir a la vez. Quien no ahorra, se ve desprotegido ante las dificultades. Quien invierte, ve crecer su dinero y aumentar las posibilidades de hacer realidad sus sueños.
Para invertir es indispensable buscar la asesoría de un experto. Dejarse guiar por familiares o amigos es un error común. También debe buscarse siempre toda la información al respecto de la inversión que se desea hacer, leer la letra pequeña de los documentos.
Ahorrar e invertir acertadamente le permitirá realizar sus proyectos personales y familiares, así como la posibilidad de tomar decisiones cuando quiera hacerlas y tener un respaldo financiero para su vida. Ahorrar e invertir le traerán la felicidad.