¿Alguna vez has pensado en estas tres palabras? ¿Para ti, vienen juntas o por separado? Lo cierto, es que tendemos a juntarlas y por lo tanto, a confundirlas. Si creemos fervientemente en el amor romántico, mucho más.
Ya sé, cuando escribo acerca de estos temas, de pronto sueno medio grinch, pero no, les prometo que esto nada tiene que ver con mi fatalismo, al contrario, justo porque creo en el amor es que me atrevo a decir que no es suficiente. No es suficiente para que una relación de pareja funcione. No es suficiente para que una amistad funcione. No es suficiente para salvar al mundo ¿Es un ingrediente increíble para todo lo anterior? ¡Sí!
Regresándonos a las relaciones de pareja, es súper común que lleguen a mi consultorio diciendo algo parecido a: “Ya no sé si lo/la amo, es súper difícil estar juntos. Yo creo que ya se acabo el amor”. Regularmente, le pregunto algo como: “Si el amor no tuviera nada qué ver. Si se siguieran amando ¿Qué más podría estar ocurriendo?” Es muy lindo ver cómo se empiezan a abrir posibilidades, a veces es que –por múltiples razones- ya no sienten mucha atracción y/o los encuentros sexuales han bajado en calidad y cantidad. Otras veces, tiene más que ver con que el compromiso no está ahí de la forma que les gustaría, es decir, están esperando una serie de acciones o actitudes –por supuesto, sin decirlas- que les hagan sentir que la otra persona realmente está ahí para ellos/ellas.
¿Ya vamos viendo algo distinto? Que nos amemos profundamente, no significa –forzosamente- que la pasión esté ahí o que la relación se vea de la forma que nosotros queremos o deseamos. Hay una frase que mis pacientes utilizan mucho cuando hablamos de estos temas… “Si me amaras, lo sabrías” ¡Nada más alejado de la realidad! Podemos amar intensamente a alguien y no tener la más remota idea de lo que esa persona necesita. Es tarea de cada uno de nosotros hablar de lo que queremos, lo que nos gustaría y lo que no; comunicar lo que esperamos, nuestras expectativas y también nuestros deseos y fantasías.
Amar y ser amados de vuelta, no nos convierte en adivinos. El amor no viene con bola de cristal, pero sí viene –generalmente- con mucha energía. Energía que podemos usar como motorcito para animarnos a hablar, a pedir, a comunicarnos.
La próxima vez que caigas en la trampa y vuelvas a cuestionar tu o su falta de amor, ponle pausa, haz a un ladito ese pensamiento y date la oportunidad de buscar otros sospechosos. Date permiso de salir de ahí por un momentito y abrirte a posibilidades distintas, créeme, vas a encontrar un universo de opciones que –de hecho-, te pueden apoyar a crecer y mejorar tus relaciones. Prueba y me cuentas.
Alessia Di Bari
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