Si eres parecido a mí, seguramente alguna vez te ha pasado algo como esto: alguien a quien quieres te dice algo que hace que inmediatamente te den ganas de apoyar a esa persona para que vea las cosas de manera distinta y tu primera reacción es darle argumentos de por qué su visión no es del todo adecuada. A esto le llamamos en Evolución Terapéutica “quitar sensaciones”.
Esta semana, uno de mis cuñados ha estado en crisis porque ya no está seguro de que su pasión de vida se pueda dar en su lugar de trabajo. Mi cuñado es una persona que admiro mucho y de quien he aprendido un estilo de ser terapeuta compasiva y empática. Entonces, cuando lo escucho dudar me da miedo. Hay una parte de mí que piensa que si él pierde la esperanza de que se pueda crear un mundo emocionalmente conectado y responsable, entonces como humanidad estamos perdidos… pero también hay otra parte en la que siento que su sensación está exagerada y que está perdiendo de vista muchas cosas, y es aquí en donde en automático, lo primero que empecé a hacer cuando me lo dijo, fue querer mostrarle como sí se puede crear ese mundo.
Cuando lo hice, el mensaje que le mandé fue: tu sensación está chueca y el mundo no es como lo miras. Cuando recibimos ese tipo de mensajes suele quedarnos una sensación de ser inadecuados o de estar locos. Cuando me di cuenta de que básicamente le dije loco, volteé a ver qué me estaba pasando a mí, y noté que sentía miedo de que nuestra relación se perdiera, entre otras cosas. Y fue aquí donde decidí abrir la jugada: abrí lo que a mí me estaba pasando con su sensación, contacté con mi miedo y mi propia desesperanza… y en el proceso conecté con él.
Lo más común, es que vayamos por la vida queriéndole quitar las sensaciones a nuestros seres queridos (“no mamá, si eres buena madre”, “no estés triste, mira el lado positivo”, “ya, ya, no te pasó nada, sóbate y ya”…) porque nosotros sentimos cosas, generalmente desagradables (miedo, tristeza, insuficiencia) cuando la pasan mal. Desafortunadamente en nuestra intención amorosa lo que hacemos es alejarnos de la persona, creamos un contexto de incomprensión.
He observado que abrir la jugada, mostrarte y hablar de lo que te pasa muchas veces es más útil que dar consejos o ideas de cómo solucionar un problema. Es difícil y a veces doloroso, da mucho miedo, pero es una forma de conectar con el otro. Es un buen primer paso para después sí poder apoyar a tu ser querido a ver las cosas de manera distinta.
Así que, la próxima vez que te encuentres a ti mismo queriendo quitar sensaciones te recomiendo que te hagas las siguientes preguntas:
- ¿Qué estoy sintiendo?
- ¿Qué escuché con lo que me dijo?
- ¿Para qué le quiero dar un consejo o para qué le quiero decir qué tiene que hacer?
- ¿Qué es lo que en realidad le estoy queriendo decir?