Los caballos tienen una forma de comunicarse extraordinaria, sus manadas son bien organizadas y respetan las jerarquías. En las manadas siempre hay un caballo líder.
Ellos se comunican con gestos y con emociones, si uno que es dominante mira a otro su sola mirada le indica los límites que tiene. Si la manada está en peligro rápidamente transmiten el mensaje al resto de los compañeros.
Los caballos son tan inteligentes que al encontrarse con un ser humano usan varios métodos de comunicación, usan el olfato, el tacto y la comunicación auditiva.
El olfato de los caballos está muy bien desarrollado, el olfato juega un papel importante en la conducta del animal. Sus señales olfatorias intervienen en conductas tan importantes como el mantenimiento de la unidad de la manada, el reconocimiento individual o el control de la conducta sexual. Los medios de los que más se valen con las heces y la orina.
Si son caballos libres, defecan donde lo hizo otro caballo, posiblemente como un intento del semental de enmascarar el olor de la yegua, para no ser detectado por otros machos de la zona.
El tacto es importante entre ellos, pues tienen el famoso el «mutual grooming», es una técnica para asearse. Se colocan de frente y acercan los dientes incisivos uno al otro para quitarse insectos o piel muerta.
En cuanto a la comunicación auditiva se comunican relinchando, gruñendo o gimiendo. Los gemidos son usados para revelar signos de ansiedad y dolor. También se comunican por medio de las orejas, la nariz, el cuello y la cola.
Ellos son tan inteligentes que perciben si un ser humano se encuentra tenso o si está relajado, regularmente prefieren estar cerca de las personas más relajadas, eso también ocurre cuando están en manadas.
Los seres humanos pueden beneficiarse con los caballos, tanto a nivel psicológico como físico, es por eso que ha tenido tanto éxito la equinoterapia. Montar a caballo mejora el ánimo, ayuda a mitigar el dolor y mejora las habilidades sociales, este tipo de terapia es ideal para personas con problemas a nivel psicosocial y de motricidad.
Se aconseja que el jinete no pese más del 15% del peso total del caballo. Si el caballo carga más de ese porcentaje de su peso podría forzarse y hasta sufrir de algunos problemas físicos.