Hoy tengo un tema pesado en mis espaldas, no es literal, tampoco es como que vengo cargando una mochila llena de cosas, aunque así se puede sentir, es algo más metafórico y mi tema es la autocompasión. Hay momentos en mi vida en los que exige de más y creo que tengo que poder con todo y con todo me refiero a la universidad, el trabajo, los amigos, las tareas, etc.; el problema es que curiosamente cuando me pongo en este estado es cuando menos puedo y cuando peor me la paso.
Esta columna no se trata de explicarte un tema ni de mostrarte como ya tengo manejada la autocompasión, creo que de hecho es lo todo lo contrario, hace unos minutos lloraba de frustración porque es la quinta vez que hago esta columna y nada mas no me gusta, hoy no dormí porque tenia que entregar un trabajo y si me sigo la lista se puede hacer interminable, las cosas que hice que podrían mejorar y lo que aún me falta por hacer que no se como voy a lograr, de solo escribirlo me siento abrumado y con miedo. Te quiero compartir que quiero llorar porque lo único que quiero es sentirme suficiente, lo extraño es que llevo años aprendiendo que la sensación no se va y solo crece una nueva, hay épocas en las que estoy más claro, pero hoy estoy frustrado, te quiero compartir que me gustaría parar el tiempo y tener días de 50 horas para si poder (¿bonita fantasía no?).
Yo digo que tengo muchos maestros que son más senséis que maestros o así los veo yo, las lecciones que hoy tengo en mi vida se las debo en gran parte a ellos, te voy a compartir parte de lo que me dicen:
Un día publiqué en un chat como había sido estar mi cabeza, ese día me la viví tratándome mal, mostrándome como no podía, como era tonto y estaba jodido; cuando se los compartí me puse a llorar porque uno de ellos me dijo: Suena que tuviste un día horrible, espero que algún día te puedas ver a través de los ojos que te vemos los demás. Últimamente me han dicho que soy líder, que doy todo por mi equipo y hay una parte de mí que todavía no lo puede tomar.
El otro día en terapia le contaba a mi psicóloga como estaba saturado, como quería soltar la toalla de todo porque sentía que no podía, se me quedo viendo y dijo: Vamos a partir de una idea loca que chance no te hace sentido, pero ¿y si eres humano? ¿y si no puedes con todo? ¿y si necesitas apoyo? Me puse a llorar (sí, soy llorón) Yo le decía que sentía que no podía fallar porque todos a mi alrededor iban increíble y yo estaba fallando; a veces me pasa que vivo en mi cabeza y me olvido de la persona que soy, de todo lo que he creado como estar en mi universidad, de tener la red apoyo que tengo o de estar tomando los pasos para el trabajo de mis sueños, que con todo y que he querido rendirme muchas veces no lo he hecho; a veces se me olvida que hace unos años me consideraba un niño sin familia, hoy me veo como un hombre con muchas familias.
No quiero hacer una columna enorme, pero si quiero compartirte lo que he aprendido, yo sé que muchas veces nos equivocamos y es una sensación horrible, yo me pierdo en la pelea con la voz de mi cabeza que me recuerda como soy pequeño; el tema es que al pelearme con ella solo la hago más grande, pero ¿sabes que ayuda? Agradecer, agradecer el espacio en el que estás, agradecer la vida que tienes, agradecer las familias, los amigos, agradecer los buenos momentos para repetirlos, agradecer el dolor de las personas que no están porque el corazón aprende y se enriquece de todos ellos. Yo solo sé que tengo un largo camino por recorrer y muchas lecciones que aprender, aquí estaré para compartirte lo que pueda.
Gracias.
Roberto Niño de Rivera