Es el tema del día de hoy: la autoestima. Y es que frente a tantas dificultades, si no te quieres a ti mismo, te podrías estar perjudicando en cada decisión. “Pero en el fondo todos nos queremos”-me dicen en mis seminarios. Sí, querernos es una cuestión de supervivencia. El reto es diferenciar cuándo realmente es autoestima y cuándo autodestrucción. La autoestima es querernos, y la autodestrucción es querernos pero con una consecuencia negativa. Creemos que hacemos lo mejor porque se siente bien, pero el que se sienta bien no significa que sea lo mejor. A veces sólo significa que cubre nuestras carencias. Por ejemplo, si eres una persona insegura, tal vez buscarás una pareja controladora que te pregunte todo el día en dónde estás. Tú creerás que lo hace por amor cuando en realidad lo que estás cubriendo es tu carencia de inseguridad. O tal vez comas de más porque crees que te encanta la comida cuando en realidad estás llenando un vacío de soledad. Al final, tu autoestima sale muy dañada al punto que no puedes liberarte de eso a lo que eres dependiente.
¿Me quiero o me quiero mal?
Hay 3 tipos de decisiones engañosas que parece que las tomas porque te quieres, pero realmente son señal de que te estás queriendo mal:
- La adicción al trabajo: podemos creer que lo hacemos por nuestro bien, sin embargo, no tiene nada qué ver con que trabajes 9 horas, sino con que menos del 10 por ciento de tu día activo lo dediques a algo que te nutra, te dé bienestar, te haga feliz: un hobby, leer un rato, aprender algo nuevo, hacer tu ejercicio, pasar tiempo con alguien que quieres. Se calcula que casi el 30% de la población trabajadora mundial presenta esta adicción.
- El pensamiento limitante: Esta es la forma más pobre de autodestrucción. Nos aferramos a viejos pensamientos por ignorancia y la ignorancia es la peor de las negligencias que puede tener un ser humano. El pensamiento limitante se presenta principalmente en tres hábitos de conducta:
A). No abrirte a nuevas opciones: Estamos llenos de creencias viejas. Tenemos una necesidad natural de protegernos. Nos protegemos de otras personas, de pensamientos nuevos, de equivocarnos (no damos nuestro brazo a torcer por miedo a estar equivocados), nos protegemos incluso de nuestro propio potencial. Es más seguro dudar que arriesgarnos a desapegarnos de lo que siempre hemos pensado y el riesgo mayor es justamente ¡que no nos arriesgamos! No te arriesgas a dejar ese trabajo donde ya terminó tu ciclo. No te arriesgas a abrirte al amor por temor a salir herido. Abramos los ojos. ¡No te estás protegiendo, te estás limitando!
B). Sentirte culpable: No está mal sentir remordimiento por algo que hicimos y que lastimó a alguien más. Sin embargo, decidir sentirnos mal constantemente porque creemos que nuestras acciones no “hicieron feliz” a alguien es una señal de dependencia emocional y victimización que nos mantiene esclavizados a darle gusto a todo el mundo. Quien te haya hecho creer que había que pensar en los demás no te dijo que primero había que pensar en uno mismo. Y no es que esté mal pensar en los demás, pero hacerlo el 90% del tiempo, atenta contra nuestro propio bienestar y autoestima al desenfocar la atención de lo más importante: nosotros mismos.
C). Intercambiar lo que más quieres por lo que quieres ¡YA!: Quieres estar delgado pero eliges comerte ese pastel que tienes frente a ti y terminas sintiéndote mal. Deseas ahorrar para construir tu patrimonio, pero prefieres irte al mundial de futbol este año y te gastas el dinero sintiéndote mal después. No disciplinar nuestras acciones es una filosofía limitante que perjudica nuestra autoestima al sentirnos incapaces de lograr nuestros propósitos vitales. 3. Las relaciones tóxicas: Por miedo a sufrir de soledad nos enganchamos una y otra vez con personas tóxicas. Aceptamos relaciones donde terminamos sufriendo más y creyendo que lo merecemos. Por ejemplo, en la autoestima te alejarías de quien te no te valora o te trata mal. En la autodestrucción te quedas con esa persona porque sientes que tú la vas a rescatar o crees que la compañía te hace feliz, entonces aceptas el maltrato, el chantaje, la infidelidad y toda clase de actitudes que dañan tu autoestima. - Es hora de elegir a favor de tu autoestima y desechar la autodestrucción: ¡Quiérete bien! Pregúntate si esa decisión que estás a punto de tomar te hará avanzar o te hará retroceder a la larga. Hoy te invito a darle next! a tus carencias y a aceptar lo que mereces y no lo que te hace sentir bien momentáneamente, porque nadie quiere actuar en contra de uno mismo y ¡tú no lo mereces!
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