Banalización de la Psiquiatría

Edilberto Peña de León

Edilberto Peña de LeónEn este espacio he sido muy reiterativo en combatir el estigma que pesa sobre la psiquiatría, fomentando que se hable de que las enfermedades mentales existen, son frecuentes y que se deben de atender de la misma forma como atendemos al resto de las enfermedades en la medicina.

Por otro lado hoy les quiero hablar de la “banalización” del uso de la psiquiatría. Con gran sorpresa, admiración y sobre todo enojo me encontré esta semana en mis navegación cotidiana por Facebook un artículo de la revista Proceso en su versión digital firmado por el periodista Ernesto Villanueva donde pugnando por la muy lícita y necesaria solicitud de que el expediente médico del presidente de la república sea del dominio público (con la cual yo estoy absolutamente de acuerdo), se aventó la “puntada” de fundamentar un diagnóstico de esquizofrenia paranoide para el caso del presidente Enrique Peña Nieto. Incluso se atrevió a citar las dos principales guías diagnósticas que usamos en la psiquiatría (DSM-5 y CIE-10), diciendo que en todo caso correspondía a la oficina de la presidencia desmentir la información. A esto es a lo que yo me refiero con “banalización”. Igual de grave es negar la existencia de los padecimientos mentales y no darles atención que usar los términos psicológicos para nombrar conductas que nos molestan y agredir a las personas. Un viejo maestro mío de la formación en psiquiatría decía “Cualquier interpretación fuera de contexto es una agresión” y esto referido a que nosotros como especialistas no deberíamos de andar haciendo diagnósticos a diestra y siniestra en las calles o a nuestros amigos y familiares, los diagnósticos se quedan en el consultorio y en el tiempo correcto para cada paciente.

De mi muy corta experiencia en el mundo editorial he aprendido algunas lecciones como el hecho de que siempre, siempre, siempre, debes de corroborar la información que pones en un artículo con el objetivo de que la veracidad de lo que escribes representa tu “buen nombre” en el mundo digital.

Por lo tanto, quiero hacer una serie de declaraciones bien contundentes:

  1. No se vale usar a la ligera una ciencia como la Psiquiatría (que amo y a la cual dedico a veces más horas que a mi propia familia), con otros fines diferentes al diagnóstico y tratamiento de las enfermedades de la mente.
  2. Tanto en lo público como en lo personal debemos de acostumbrarnos a funcionar como seres humanos… si algo me molesta, expreso mi molestia clara y concisa en primera persona, no me escondo detrás de palabras técnicas para sonar más sabio. Los tecnicismos psiquiátricos son para los consultorios y los hospitales.
  3. Si en los medios de comunicación se quiere y se tiene la muy justa duda sobre algún tema neuropsiquiátrico, siempre estamos a la mano profesionales de la salud mental para corroborar la información y ayudarlos para divulgar el conocimiento al público que nos lee.

Por último, estos usos “banales” de la psiquiatría la desprestigian de igual forma que que negarla. Las cosas en su justo medio y usadas para el bien.

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