Las expresiones comportamentales de la sexualidad son todo aquello que nos gusta hacer y/o experimentar durante el sexo; aquello que nos pone cachondos en la intimidad. Seguramente conoces a este tipo de expresiones por alguno de sus nombres anteriores: patología sexual, desviaciones de la sexualidad, perversiones sexuales y el más común y utilizado hasta el día de hoy: parafilias.
Y es que, antes se creía que cualquier cosa que se saliera de la norma en nuestras prácticas sexuales estaba mal. Por lo tanto, todo lo diferente a “el misionero” y que no tuviera fines reproductivos, era una aberración sexual. Con el pasar de los años, esto ha ido cambiando y hoy por hoy ya no existe una norma que nos diga qué está bien y qué está mal, cuando de gustos sexuales se trata.
Aunque claro, todo esto que estoy diciendo existe más en la teoría que en la práctica –tristemente-. Tan es así, que la mayoría de la gente que se acerca a mí, lo primero que me pregunta es: “¿Es normal que me guste hacer -esto o aquello- en mis encuentros eróticos?” Es curioso, tenemos una gran necesidad de sentirnos “normales” –para pertenecer a nuestro entorno social- y sentirnos aceptados. Por lo tanto, todo lo que amenace mi pertenencia me puede provocar ansiedad, culpa o algún tipo de malestar emocional.
Te tengo una maravillosa noticia, TODOS tenemos –en mayor o menor medida- más de una forma de expresar nuestra sexualidad. Existen infinidad de expresiones, unas más comunes que otras, eso sí, pero ninguna mejor que otra… todo el chiste está en encontrar cuáles son las que mejor te acomodan y enriquecen tu vida sexual. Así que, si eres de las personas que disfruta de la famosa “lluvia dorada” que no es otra cosa que utilizar la orina con fines eróticos, en este caso en particular, derramando o dejando que chorreen orina por tu cuerpo, ¡disfrútalo! No te azotes, si te sirve de consuelo, hay muchísima gente –más de la que te imaginas- que disfruta enormemente de este tipo de prácticas.
Yo siempre he creído que caras vemos… “perversiones” no sabemos. Todos tenemos formas particulares de expresar nuestra sexualidad; disfruta de las tuyas y aprende a conocer y disfrutar –sin juicio- las de tu compañero(a) sexual. Se vale que haya prácticas que no te llamen la atención o no te eroticen, pero eso no significa que estén mal o sean “enfermas”. Ábrete a la posibilidad de conocer y aceptar que la gente con gustos distintos a los tuyos, tiene el mismo derecho que tú a expresarlos y a disfrutar de ellos, como mejor les parezca.
Recuerda que cuando hablamos de sexualidad todo se vale -siempre y cuando- él, lo, las, les que estén involucrados estén de acuerdo y sean mayores de edad –por cuestiones legales-. Así que, dale rienda suelta a tu imaginación y… a ¡disfrutar se ha dicho.