Hace algún tiempo escuché a un amigo que decía: “todo lo que siento es amor real, la extraño, no puedo vivir sin ella, no dudo de su integridad y fidelidad, en quién no confío es en los hombres que la rodean”, este sentimiento, hace que tu hígado segregue una buena cantidad de bilis, y el estómago se te revuelva, ten cuidado, porque puede convertirse en una pesadilla o en una película de terror para la pareja. Vivir bajo el yugo de los celos te condena a permanecer en un círculo vicioso de sentimientos negativos que no nos permiten ser felices.
Muchas parejas piensan que intimidad es saber todo del otro, no quieren sentirse distanciados matando el misterio, el descubrimiento, y el aprendizaje. El celoso en realidad, construye constantemente situaciones, personas, o escenas producto de la imaginación, basadas sólo en sospechas, en donde se pone de manifiesto un miedo intenso de perder a la persona amada, en su subconsciente lucha entre mantener la evidencia y el deseo de que no sea realidad lo que está pensando. Los expertos dicen: “los celos aparecen cuando una persona tiene autoestima baja, son una forma de paranoia, asimismo, son un estado emotivo donde se mezclan amor y odio”. Las sospechas se justifican a través de formas equivocas de demostrar amor: “te celo, porque te amo”, “te ves mucho mejor con la falda debajo de la rodilla”, “confío ciegamente en ti, pero no en los demás”, entre muchas otras cosas más.
Obviamente, existen manifestaciones normales, como una ligera preocupación, pero el peor enemigo de quienes experimentan esta emoción lo expresan de manera patológica, volviéndose incontrolable, delirante, y obsesiva, siendo uno de los patrones más difíciles de trabajar, en la que el celoso (a) jamás se equivoca. Si una mujer está segura de que la engañan, nada puede hacer que cambie de idea.
En ésta ausencia de confianza, el celoso no puede concentrarse y da prioridad a su interpretación de lo que dice su pareja, y ante el mínimo cambio o el menor esfuerzo por seducir por parte de su amada, basta para convencerse de que estuvo con otro, no escucha, permanece obsesionado con las imágenes del engaño, sintiéndose inferior, por lo que las fantasías imaginarias de quien desconfía se vuelven prioridades y la realidad pasa a segundo plano. Olvidándose de sentir, experimentar, y dejarse llevar por el placer del momento.
Todo tiene solución, siempre y cuando el panorama para quien padece los sentimientos causados por los celos puede cambiar con la aceptación del problema, tomando conciencia y siendo honesto con uno mismo para aceptar esta situación. La terapia ayuda hacerse consciente del mal que padece, ayudando a elevar la autoestima, ganando seguridad en sí mismo, para luego confiar en el otro. No es un trabajo sencillo, lleva tiempo, pero la recompensa, será grande. Se logrará recuperar la relación afectiva, sanando las heridas y comenzar de nuevo.
Un gran Maestro me enseño que “El exceso de paciencia, se llama cobardía”, ya no pierdas más el tiempo, lucha por tu felicidad, tu placer, y sobre todo, por tu estabilidad emocional, buena suerte.