No importa cuánto tiempo pase o en qué siglo estemos, el debate es siempre el mismo: ¿Se debe o no circuncidar a un niño? Desde el punto de vista religioso (para los judíos) es imprescindible, pero… ¿qué pasa con los otros pequeños?
Antes de adentrarnos en la discusión sobre la conveniencia de circuncidar a un bebé, haremos un alto para explicar claramente en que consiste este procedimiento.
¿Qué es circuncidar?
Palabras más, palabras menos, la circuncisión es una cirugía (que no dura más de 20 minutos) en la que se extrae el prepucio (piel que recubre la punta del pene). Por lo general, esta pequeña operación se realiza en los primeros días de vida, aunque puede llevarse a cabo después.
¿Qué piensan los médicos de circuncidar?
Aunque existen diversas opiniones sobre si se debe realizarse o no la circuncisión a un bebé, todas ellas coinciden en que no existe un motivo médico que obligue a los padres a decidirse por el sí, ya que la vida del pequeño no depende de ello, ni pone en riesgo su vida.
Lo que sí se sabe (y ha sido corroborado por la Academia Americana de Pediatría – APA, por sus siglas en inglés) es que los hombres circuncidados corren menos riesgos de desarrollar cáncer de pene, contraer VIH e infecciones urinarias.
Pros de circuncidar:
De hecho, desde el punto de vista práctico, la circuncisión es la mejor opción para los niños, pues permite mantener el pene limpio y desinfectado. Cosa que no sucede cuando el prepucio está presente.
Cuando no se realizó la circuncisión, y en el momento en el que el prepucio se vuelva retráctil, los pequeños deben aprender a limpiar correctamente debajo de este pedazo de piel. De lo contrario son susceptibles a contraer cualquier tipo de infección.
Contras de circuncidar:
Pero no nos malinterpretes, la circuncisión no es un proceso 100% seguro. En la mayoría de los casos, aunque se produce una pequeña hemorragia, no se requiere de ningún tipo de sutura. Por lo general, basta con poner un vendaje sobre la herida y dejar que sane por sí misma, en un plazo no mayor a diez días.
Otras posibles consecuencias de este procedimiento son: infección de la herida, extracción incompleta del prepucio, daños en el pene, y hemorragias severas (sobre todo cuando el pequeño tiene problemas de coagulación), por no hablar de las reacciones adversas a la anestesia.
En conclusión:
Como puedes ver, no existe una respuesta correcta para la pregunta de si debes o no circuncidar a tu pequeño, por lo que te sugerimos que evalúes detenidamente tus opciones. Aunque siempre existe que dejes la puerta abierta para que, en un futuro, sea él quien decida.
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