Si crees que debes esperar a que tu pequeño dé señales de necesitar lentes para llevarlo al oftalmólogo, estás muy equivocada. Al igual que el resto de su cuerpo, sus ojos necesitan ser examinados a los pocos días de nacido.
De hecho, la Ley General de Salud estable que debe practicarse un tamiz visual a todos los bebés, durante su cuarta semana de vida. Este examen permite comprobar que el desarrollo visual de los pequeños es el adecuado, además de descartar algún padecimiento congénito.
Para saber exactamente en qué consiste el tamiz visual, nos lanzamos a platicar con la doctora Naira Pereyra Muñoz, oftalmóloga pediatra. Aquí te contamos lo que nos dijo sobre la prueba.
De entrada, debes saber que el oftalmólogo revisará a profundidad los ojos de tu pequeño, y que necesitará hacerte algunas preguntas sobre la historia clínica de la familia. El objetivo del interrogatorio es saber si tu hijo tiene alguna predisposición genética para alguna enfermedad.
En la exploración propiamente, el oftalmólogo deberá verificar que los párpados del bebé cierren adecuadamente, que ninguno de ellos esté caído y que no tenga estrabismo (cuando alguno o los dos ojos se le van).
Además, es importante medir su agudeza visual, la presencia de lagrimeo y que sus pupilas reaccionen cuando se proyecta una luz fuerte sobre sus ojos.
Pero eso no es todo, el oftalmólogo también debe medir la presión intraocular y verificar que sus ojos se muevan en ambas direcciones al seguir un objeto. Asimismo, es necesario verificar que no hayan tenido muchas infecciones.
Por último, el oftalmólogo pediatra deberá revisar que la retina y el nervio óptico estén sanos; así como la refracción (graduación) de sus ojos. Este último punto permitirá saber si tu pequeño tiene miopía, hipermetropía y/o astigmatismo.
De acuerdo con la doctora Pereyra Muñoz, el tamiz visual es un procedimiento sencillo, pero un poco tardado. Esto se debe a que las gotas que se utilizan para dilatar las pupilas del pequeño tardan de 30 a 40 minutos en hacer efecto, por lo que debes ser paciente.
La siguiente visita al oftalmólogo dependerá de si le detectó o no alguna enfermedad o anomalía en los ojos; sin embargo, en la mayoría de los casos debe ser al año de vida. A esta edad, explicó Pereyra, es cuando se manifiesta el retinoblastoma (tumor en los ojos).
Posteriormente, deberás llevarlo entre los 3 y 5 años, pues es cuando aparecen algunas variantes de estrabismo, y se manifiestan claramente el astigmatismo, la hipermetropía y la miopía.
Es muy importante que no tu pequeño no se salte ninguna de las revisiones oftalmológicas, pues el desarrollo visual de un niño se detiene entre los 6 y 7 años. Si o recibe atención oportuna o se le ponen los lentes necesarios, el daño será irreversible.
En caso de que tu hijo tenga más de 7 años, y nunca lo haya revisado un oftalmólogo, debes llevarlo de inmediato. Es importante que un especialista examine a detalle sus ojos, pues muchos padecimientos son silenciosos y están relacionados con otros problemas de salud más grande.
Para conocer los padecimientos oftalmológicos infantiles, mantente al pendiente de Ideas que Ayudan, pues la doctora Pereyra Muñoz nos explicará en qué consisten y cómo pueden prevenirse.