¡Tu mundo es muy ajetreado!, te levantas temprano, haces el desayuno, te preparas para el trabajo, preparas a los niños para ir a la escuela, con todo lo que ello implica (despertarlos, bañarlos, asearlos, preparar sus útiles, arreglo personal, desayuno, prever que lleven todos los útiles, la tarea, etc.), desayunas (si te da tiempo), preparas tus cosas, tu lunch, sales corriendo a dejar los niños a la escuela, tomas el transporte público, te diriges al trabajo… ¡Vaya! ¡De tan sólo leerlo ya estoy completamente fatigado! Y eso que apenas es el preludio de la jornada de un día.
La mayoría de las veces asociamos la serenidad con vivir en un poblado lejano, ajeno al vaivén de la ciudad, con las abadías de los tiempos medievales, con la cabaña de un ermitaño en medio de la montaña. Pareciera ser que la serenidad no está asociada con la agitación de las ciudades y del mundo laboral.
Sin embargo la serenidad no significa estar alejado de los problemas o retos, sino más bien tener el control para enfrentarlos de manera pacífica.
“Toda angustia aspira a la serenidad; pero, a su vez, ninguna serenidad debe olvidar que ella es una angustia sobrepasada”, dijo Bonnes (Libro “Los Clásicos y Nosotros”, Ediciones de la Banda Oriental, Montevideo).
SABIDURÍA QUE AYUDA: Un estudio científico muy completo sobre el sentido y contenidos de la serenidad, lo hicieron Roberts y Cunningham (1990). Ambos realizaron un detallado estudio e investigación del término, después pidieron a cinco expertos que revisaran el material y ofrecieran sus conclusiones, identificaron las principales conclusiones del concepto. Elaboraron un test al que llamaron “Serenity Scale”, lo aplicaron a 542 personas, procesaron los resultados estadísticamente y encontraron que la serenidad tiene seis dimensiones: “Desconexión”, “Encontrar un Refugio Interior”, “Aceptación y Empatía”, “Perdonar”, “Vivir el Presente” y “Confianza”.
¿Cómo encontrar serenidad en medio de tanto trabajo? Podemos iniciar aplicando a nuestra vida laboral las seis dimensiones de la serenidad, según el estudio de Roberts y Cunningham.
1.- Desconexión. Liberarse de los problemas por un tiempo. Hay quienes salen de vacaciones o toman un día de descanso y no pueden dejar de pensar en el trabajo, sus negocios y responsabilidades. Confía en tu equipo de trabajo, que ellos lo resuelvan en tu ausencia y dedícate sólo a ti.
2.- Encontrar un refugio interior. Se tata de un sitio o espacio sosegado, lejos de los factores estresantes. Puede ser la música, la lectura, un deporte, contacto con la naturaleza o un retiro espiritual.
3.- Aceptación y empatía. No puedes cambiar a nadie, pero sí puedes hacer un cambio en ti mismo. Acepta a los demás y a ti mismo tal y como eres. Reconoce y asume tus propios errores. La aceptación posibilita la empatía con otros, pues te permite entender a los demás.
4.- Perdonar. Una persona serena está libre de resentimiento, repara los daños internos y supera las ofensas. Borrón y cuenta nueva.
5.- Vivir el presente. Una persona serena se libera de los problemas del pasado y de las preocupaciones del futuro. A veces pasado y futuro equivale a desdichas y angustias. Mejor toma lo bueno y vive el presente, te dará más serenidad.
6.- Confianza. Procura relajarte y confiar más en las personas (en las personas adecuadas), la desconfianza promueve la sospecha de cosas malévolas o dañinas, te pone en un estado de alerta continuo y de inquietud permanente. Las personas serenas prefieren confiar en los demás. La confianza te relaja y fortalece tus conexiones con los demás.