Soy una tía muy orgullosa. Mis sobrinos son tiernos, inteligentes, cariñosos y sanos, no puedo pedir más.
El otro día acompañé a mi cuñada a llevar a su hijo de cuatro años por un helado, y como es común, le compró un helado en cono, y por supuesto, mi sobrino tiró su helado. Obviamente comenzó primero a pedir y luego a exigir que se le comprara un helado nuevo y pronto pasó del “por favor mami” al “lloradero” mejor conocido como berrinche. He de decir que admiro mucho cómo lo manejó mi cuñada, si bien se desesperó, supo hacerse cargo de ella para poder contener a mi sobrino, escucharlo y calmarlo… y entonces fue cuando me di cuenta de algo.
En cuanto mi sobrino comenzó a llorar, yo veía sus lágrimas escurriendo por su cachetito y su hermosa carita haciendo “pucherito”, y aunque racionalmente sabía que estaba haciendo berrinche y que lo adecuado era ponerle límites, mi corazoncito sólo quería abrazarlo, comprarle muchos helados y mimarlo, yo estaba deseando poder quitarle su sensación, quería verlo feliz. Y ahí fue cuando me di cuenta de que para poder apoyar a un niño que esté en el berrinche, PRIMERO, tienes que hacerte cargo de ti mismo. ¿Esto qué quiere decir? Notar qué te está pasando con que tu hijo, sobrino, hermano… esté haciendo berrinche.
Quizás te da vergüenza y te estás sintiendo calificado como mal padre por la gente que está viendo la escena, o tal vez como a mí, te surge el instinto de querer que no le duela a tu hijo algo y entonces quieres quitarle la sensación. Si no notas primero qué te está pasando a ti, lo más probable es que termines actuando lo que crees que se va a ver mejor o lo que más rápido sabes que funciona para que el berrinche pare, pero no necesariamente le estarás enseñando a tu hijo a manejar su frustración, tristeza y su enojo, y el mensaje que le mandas es que con esas emociones no es bienvenido.
Así que, la próxima vez que te estén haciendo un berrinche primero obsérvate y teniendo claro qué te está pasando, entonces actúa. Se puede ser amoroso y al mismo tiempo poner límites, como me enseñó mi cuñada.