De por sí no es fácil hacer una crítica constructiva (y por eso, en mi columna anterior, exploramos algunas herramientas para lograrlo de forma asertiva y eficiente, si aún no sabes de qué hablo, da click aquí. Ahora, cuando la crítica nos la hacen a nosotros la cosa se pone más difícil. ¿Por qué? Pues porque aunque sabemos que no somos perfectos, el hecho de que alguien más nos señale un error o un “área de oportunidad” atenta contra nuestro ego y nuestra autoestima si no sabemos cómo tomarla; además, seamos sinceros, a veces nuestros niveles de tolerancia a la frustración están bajo cero. Y lo peor es que si reaccionamos en ese momento invadidos por las emociones, en lugar de responder de forma racional y madura, nuestra imagen y reputación se pueden ir en picada como gorda en tobogán.
Entonces, ¿qué hacer y qué no hacer cuando nos hacen una crítica? ¿Cómo responder? ¿Cómo tomarlo?
Primero que nada, recuerda la diferencia entre el crítico y el criticón. Si el señalamiento te lo está haciendo una persona crítica, con conocimiento del tema, con autoridad (alguien que admiras y respetas), injerencia (tu jefe o un cliente), autoridad moral (congruencia), confianza (un amigo o familiar cercano) y buena intención (alguien que busca ayudarte a mejorar y crecer), entonces es muy importante que la tomes bien. Como quien dice: “tómala de quien viene”. Es decir, no necesariamente tienes que estar de acuerdo, pero como es un comentario fundado en una buena intención, debes tener la madurez y humildad para recibirla con gratitud y de forma respetuosa… ¡Al menos finge que la tienes y gana puntos en lugar de perderlos!
LO QUE NO DEBES HACER. EVITA ESTAS REACCIONES QUE TE HARÁN VER INMADURO Y SOBERBIO:
-Transmitir la culpa: es decir, evita justificarte automáticamente diciendo que el error fue de Perengano o que te equivocaste por culpa de Menganito. No te laves las manos.
-Ser agresivo silencioso, doble cara: este es el típico que ante la crítica responde “ok, gracias” y en cuanto se da la media vuelta clava las uñas, se enoja, despotrica y busca venganza. Cobrar venganza y actuar a espaldas de los demás te hará desconfiable ante los ojos de los demás, mejor sé auténtico.
-Ser pasivo, sumiso: aquél que acepta sin cuestionar, sin valorar, agachando la cabeza. Tiene miedo a perder afectos, quiere ser monedita de oro. Siente autocompasión, tiene baja autoestima. Ni tanto que queme al santo ni tanto que no lo alumbre. Recuerda que la asertividad se encuentra en el punto de equilibro entre ser sumiso y ser agresivo.
–Ponerte a la defensiva: Evita reaccionar a la crítica haciendo otra crítica o usando el sarcasmo. Por ejemplo:
Crítica: “Amiga, te quiero pedir que cuando vayas a contar algo de mi vida lo platiques antes conmigo a ver si no me importa ventilarlo, la verdad me molesta mucho que lo hagas cuando yo no estoy para defenderme o para aclarar las cosas”
Reacción incorrecta 1: “Pues tú siempre me pides favores cuando se te hincha la gana, a mí también me molesta y yo no te digo nada”
Reacción incorrecta 2: “¿Ah sí? Pues en ese caso tú deberías de dejar de hablar sobre Rosita cuando ella no está”
Reacción incorrecta 3: “¡Claro! Porque como tú eres una santa y nunca hablas de la gente a sus espaldas…”
LO QUE SÍ DEBES HACER. PROCURA RESPONDER EN LUGAR DE REACCIONAR, TOMA EN CUENTA ESTAS SUGERENCIAS PARA LOGRARLO:
-Escucha con atención, sin interrumpir. Muestra interés en lo que el otro tiene que decirte. Respeta. Como consecuencia, tu interlocutor te escuchará con atención después y mostrará respeto por ti. Recuerda que el ser humano es recíproco: como seas con los demás, es como ellos serán contigo.
-Mantente calmado. No te alteres… y si lo haces, ¡disimula! Escucha, respira profundo, pon cara de póker y continúa con los siguientes puntos. Si te sientes muy alterado, di que te interesa mucho seguirlo escuchando pero que te dé la oportunidad de hacer una pausa para ir al baño y poder, después, seguir platicando al respecto. Aprovecha ese “tiempo fuera” para permitirle a tu cuerpo reabsorber toda la adrenalina que te está haciendo sentir enojado, triste o decepcionado, céntrate y regresa con la cabeza fría.
-Agradece. Sí, dile a esa persona que valoras mucho que se haya tomado el tiempo y el esfuerzo para comunicarte esto pues supones que no fue nada fácil y porque sabes que lo hace buscando tu propio bien.
-Pregunta. Otra buena forma de mostrar interés es haciendo preguntas sobre algo que no te haya quedado tan claro, permítelo profundizar. Es una manera de hacerle ver al otro que en verdad estás tomando en cuenta su opinión con apertura y madurez. Sobre todo, de demostrar que tienes ganas de mejorar. Te aseguro que tu interlocutor se sentirá con mayor confianza y hablará más francamente.
–Pide tiempo para evaluar y reflexionar. Recuerda que escuchar, respetar y empatizar no significa necesariamente estar de acuerdo, y se vale no estarlo. Lo que no se vale es que la negativa o defensa salga inmediatamente de tu boca, es más valiosa cuando fue pensada con esfuerzo y detenimiento. Dale seguimiento, regresa a hablar con esa persona para exponerle tu forma de pensar ya que lo hayas meditado.
-Di tu punto de vista o lo que tú requieres de manera clara y concisa. Pide consejo o apoyo si lo consideras pertinente.
-Ten presente que las excusas son lo de menos. No le des tanta importancia al motivo por el que hiciste las cosas o te equivocaste, eso ya pasó. Reconócelo para no volver a repetirlo, pero enfócate en la forma en que podrás evitar un error similar en el futuro. ¿Cómo esta experiencia te volverá más valioso, cómo te hizo aprender, cómo a partir de aquí mejorarás tu forma de actuar? Enfócate en el PARA QUÉ y no en el POR QUÉ.
-Recuerda que tener errores no te hace menos inteligente o capaz. No dejes que esto afecte tu autoestima, al contrario, ve esto como una oportunidad para recordar que el fracaso solamente existe en aquél que no tuvo el temple para levantarse de nuevo. Ser seguro de ti mismo es poder reconocer tus errores abiertamente, con la certeza de que un error no te define, pero la actitud con la que respondes a ese error, sí.
Ayer, en un curso de PNL que impartimos juntos para una empresa, Armando Franco (colaborador también de este portal) compartió esta cita de Michael Jordan que me parece fenomenal:
“He fallado más de 9000 tiros en mi carrera. He perdido casi 300 partidos. 26 veces, mi equipo ha confiado en mí para hacer el tiro que nos haría ganar el partido y lo fallé. He fallado una y otra vez en mi vida, es por eso que tengo éxito”.
¡He ahí la importancia de reconocer nuestros errores! Si no somos capaces de identificar la avería y aceptarla, jamás seremos capaces de ajustar las tuercas de nuestra maquinaria y volverla más eficiente.
Recuerda que quien sabe tomar críticas sin explotar y sin sentirse ofendido, demuestra ser una persona segura de sí misma y con una autoestima saludable. Generalmente, terminará siendo admirado por sus allegados y seres queridos, ya que solemos valorar a quien sabe tomar críticas con apertura, para convertirse en una mejor persona. Es un signo de humildad que, a su vez, te empodera y te hace ganar autoridad, admiración y respeto.
¿Es un criticón que habla por hablar, con el afán de hacerte daño? Neutralízalo reconociendo humildemente lo que te señala, hazlo con seguridad y tranquilidad como si no te afectara negativamente, réstale poder. Cuesta trabajo pero el resultado será mágico. La mayoría de las veces el remordimiento que esto le provocará hará solito todo el trabajo.
¿Lo hace a tus espaldas? Enfréntalo con ecuanimidad, amabilidad y pídele un consejo. Ya verás lo que sucede…