¿Has escuchado alguna vez la frase que dice que el mundo se divide en optimistas y pesimistas? Yo suelo ser del segundo grupo. Soy buenísima para encontrar en negrito en el arroz y de notar todos los motivos por lo cual no es buena idea hacer algo. Me doy cuenta de los peligros fácilmente. Si bien esto ha sido un recurso en mi vida pues me he cuidado, también es cierto que me he limitado mucho.
En el último mes he estado apoyando en unos cursos de desarrollo personal y he notado muchas cosas nuevas de mi, sobre todo, que así como tengo la capacidad de ver el cómo no, también puedo usar esa energía en ver el cómo sí… y decidí hacer el experimento: como sí puede mejorar mi economía, como sí puedo pagar mis deudas, como sí puedo sentirme mejor con mi cuerpo y mi imagen, etc.
Me di cuenta de que el simple hecho de estar dispuesta a encontrar los mecanismos para sí lograr lo que quiero cambió mi forma de acercarme a esos temas y logré incrementar mis consultas en la semana, me di más tiempo para arreglarme y la gente lo notó, apoyé a llenar un curso y me sentí en paz, tranquila y fuerte. Algunos dirían que confié y tuve fe, yo aun no estoy segura de haber llegado a eso, pero si noté que este simple experimento de cambio de enfoque (que diario, como los alcohólicos, sólo por hoy me enfoco en el cómo sí) esta semana hizo la diferencia.
¿Tú en qué te enfocas? ¿A todo le encuentras el cómo no? ¿Eres de los que se rinden antes de comenzar?