¿Todo el tiempo te la pasas juzgando tu cuerpo? ¿Te da miedo no dar el ancho en la cama? ¿Sientes que tus habilidades sexuales dejan mucho qué desear? En realidad, de lo único que andas cojeando es de tu confianza sexual.
¿Qué es? ¿Con qué se come? ¿Dónde la encuentro? ¡Fácil! Es una habilidad que todos podemos desarrollar, no nacemos con ella, la vamos adquiriendo… como todo músculo, necesitamos ejercitarlo para que se ponga fuerte y tonificado.
Consta de tres ingredientes básicos:
- Desinhibición. Es decir, poder disfrutar abiertamente de quien soy, lo que me gusta y lo que me gustaría (fantasías sexuales). Así como, tener una relación –de menos- cordial con mi cuerpo y mi autoimagen.
- Comunicación asertiva. Poder expresar lo que me gusta y lo que no me gusta. Pedir y mostrar las cosas que me funcionan en la cama.
- Jugar. Mantenerme en un estado curioso, presente y perceptivo. Ver a la sexualidad como un intercambio lúdico y gozoso.
No te azotes si ahorita que leíste, sientes que -a duras penas- cumples con uno o ninguno de los ingredientes básicos para poder construir una buena confianza sexual… es cosa de práctica. Lo importante, de principio, es tenerla presente.
Otra cosa que podemos hacer es aprenderla por imitación ¿conoces gente que cumpla con esto? La confianza sexual es salud sexualmente transmisible; así que, si conoces a una persona así, no la dejes ir… mejor ¡aprende de ella!
¿Alguna vez has estado con alguien que se siente a gusto consigo mismo, que disfruta de y con su cuerpo –sin importar cómo sea-; que se divierte y habla de su sexualidad más libremente? ¿Cómo te sentiste tú? Normalmente, lo que nos sucede a la mayoría, es que nos sentimos más a gusto también nosotros. Es una especie de motivación, hace que nos sea más fácil abrirnos, pedir, mostrar, etc.
Así que, ya lo sabes. A partir de hoy, no hay excusas para sentirte chinche aplastada, al contrario. Paso a pasito, date la oportunidad de ir construyendo tu confianza sexual; un día, mírate en el espejo completamente desnuda(o) y nota cómo te sientes, qué tan a gusto, qué tan cómodo es… repite el experimento varios días seguidos y busca –cada vez- algo que sí te guste de tu cuerpo.
Otro día, habla con tu pareja o con alguien cercano a ti (los amigos son chidos para esto) de tus fantasías sexuales y ve cómo te sientes. Nota que conforme lo vas haciendo, va bajando la ansiedad y de hecho –incluso- te sientes más cerca de la persona con la que hablaste.
En fin, opciones hay muchísimas, sólo es cosa de empezar. Escoge una cosa y hazla; cuando sientas que ya lo lograste, escoge una diferente y hazla; cuando sientas que ya lo lograste, escoge otra y así sucesivamente…. Cuando menos te des cuenta, vas a tener un músculo fuerte y tonificado ¡créeme! ¡Y tu confianza sexual como nunca!