¡Contágiate de buen humor!

Georgette Rivera

Ayer entré a una tienda de autoservicio, y al llegar a pagar, me percaté que la señora que estaba delante de mi, pedía a la cajera que se apresurara a cobrar todos los artículos que llevaría diciéndoselo más que pidiéndoselo en un tono imperativo y un tanto agresivo; en ese momento a mi se me ocurrió colocar en la banda de la caja los dos únicos productos que llevaba y la oí  exclamar:  ¡Todavía no terminan de cobrarme y usted ya está encima de mi!, deje siquiera que me vaya. Yo  voltee y le sonreí, no le contesté nada, no entré en su pleito personal. En tanto, a la hora de pagar la cuenta, esta mujer le reclamó a la cajera y le dijo que era un robo, que todo estaba por las nubes y que cada día esta tienda elevaba más los precios, a lo que  la señorita le contestó: puede dejar algún artículo si así lo desea, no se preocupe.

Georgette Rivera

La señora reaccionó como si le hubieran hecho el comentario más terrible, se enojo y le gritó: ¿y usted quién se cree qué es para decirme lo que debo llevar y lo que no?, ¡no se meta y no me de opiniones!.

En fin, entró en colera y siguió gritando, y es en esos casos cuando se pierde el equilibrio que se tiende a ser visceral y a tomar partido de un pleito ajeno; por lo que te recomiendo que si estás en una situación parecida, primero respires profundo, no te enganches y no permitas que el enojo te invada y te haga presa de una cuestión que no tienes porque aceptar dentro de tu entorno. Las  personas actualmente se han violentado mucho, necesitan guerrear con el primero que ven en la calle, quieren desquitarse de todo lo que no pueden hacer en su trabajo, casa, etc.;  por lo que van con la espada desenvainada, y cualquier oportunidad que les permita liberar su enojo es pretexto suficiente para agredir. Toma consciencia y evita estos altercados, genera en tu mente un pensamiento positivo, o recuerda algo que te de paz, y mientras tanto, si ves que una persona agrede a la otra como en el caso anterior, en cuanto el agresor se vaya, dile algunas palabras de aliento, tales como:

  • Gracias señorita, respire profundo y deje esa energía fuera de usted.
  • Ya no piense más en eso y ¡sonría!

Tal vez en el momento ella no se dé cuenta de lo que tú estás haciendo, pero en unos instantes más, tus palabras van a causar un efecto positivo, así que ve por todas partes diciendo siempre  frases positivas, contagia de buenos deseos a los demás, que el pesimismo quede fuera y tú  puedas estar a salvo de toda negatividad.  Practícalo continuamente y te darás cuenta de que no es díficil hacer que las otras personas se sientan mejor; solo basta con que tengas uan intención verdadera de compartir un pensamiento sano y eso se volverá expansivo; no lo cuestiones, hazlo, date esa oportunidad de dar a otros lo que muchos les quieren quitar y es la tranquilidad.

Que tengas una bendecida semana.

Georgette Rivera

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