Antes de comenzar a escribir esta columna no me sentía inspirada, entonces se me ocurrió preguntarle a Fabio: “amor, ¿de qué escribí mi columna?”, ante lo cual me dice “sobre qué bonita es esta vida”… Entonces me dí cuenta de que llevo varias semanas sintiendo ansiedad y miedo. Pronto haremos un viaje que hemos deseado toda la vida y mi parte enferma y controladora ha aparecido para controlar a toda costa todo lo controlable, y lo que no, también.
¿Te ha pasado que te da miedo tomar un avión y entonces tienes la maravillosa idea de ver en YouTube todos los videos sobre aviones que te aparezcan, para que, en caso de una eventualidad sepas qué hacer, cuáles son los asientos con mayores posibilidades de supervivencia y para qué sirve el hoyito en las ventanas? Bueno, pues esa he sido yo este último mes.
Hay algo “mágico” en saber muchas cosas: la ilusión de control. Hay una parte de mi que de verdad cree que si se algo voy a poder actuar en consecuencia. Claro que luego escucho la alarma sísmica y entro en pánico en lugar de “no grito, no corro, no empujo”, sólo por poner un ejemplo.
El tema con estar persiguiendo ese control es que dejamos de estar en el tiempo presente y muchas veces eso significa dejar de disfrutar. De hecho, me he preparado más para sufrir este viaje que para disfrutarlo. Y esto no sólo pasa con los viajes: planear casarte, tener hijos, estudiar una maestría, cómo tener una pareja, empezar una relación, terminar una relación… todo aquello que nos haga contactar con la incertidumbre y por lo tanto con el miedo, puede sacar a la luz nuestra parte controladora.
Si como yo has estado queriendo controlar todo últimamente, te dejo estos tips para disfrutar un poco más el proceso que estés viviendo:
- nota que saber no es lo mismo que hacer.
- Cuando te caches controlando observa qué no estás queriendo sentir (¿miedo?).
- Pide apoyo a tus seres queridos para que te acompañen a notar cuando estás perdiéndote del disfrute.
- Ten paciencia contigo, si eres como yo, será inevitable que salga esa parte tuya, y aún así, puedes regresar al tiempo presente y disfrutar.
- Nota al menos una cosa en este momento (presente) de por qué es tan bonita esta vida.
Al final de cuentas, disfrutar también es una forma de valentía.
Adriana Carrillo