No se me ocurre mejor manera de empezar esta columna que haciéndote una confesión: buen conversador mata carita y cartera.
Déjame contarte una anécdota…
Una vez salí con un individuo que parecía tenerlo todo: inteligente, guapérrimo, exitoso, hombre de valores, luchón, le gustaban los animales (básico, digo yo)… ¡y moría por mí! Claro, yo como pavo real pensaba: “¡de aquí soy!”, pero ante la gran sorpresa de mis amigas, cuando llegó la hora de la verdad, can can can… le dije que no.
¿Por qué, Pam? ¿Qué le faltó? ¿En dónde vive? ¡Pásame su teléfono! (tranquilas chulas, esto fue hace mucho, ya está casado, otra sí que cayó en sus redes).
Pero lo importante de esta historia es saber qué fue lo que hizo que me echara para atrás cuando todo parecía ir viento en popa. Y lo que me pasó a mí puede pasarle a tu nuevo ligue, amigo, prospecto o cliente así que pon mucha atención.
Cada vez que lo veía era una eterna letanía sobre sus logros del día, sus historias de vida, sus sueños y preocupaciones… y eso no está mal, de hecho me encantaba escucharlo, el problema es que se olvidaba de aquella maravillosa combinación de letras que convierten una plática cualquiera en una gran conversación: “¿Y TÚ?”
#EpicFail
Por tratar de «apantallarme» con todo lo que él era y hacía, se olvidó de realizar lo más importante que puedes hacer para ganarte el interés de otra persona, y esto es: interesarte por ella.
La gente disfruta hablar de sí mismo, de sus gustos, sueños y preocupaciones. Aquél que muestra interés por aquello de lo que queremos hablar, se convierte en una persona con la que disfrutamos conversar. Así que olvídate de pensar que el buen conversador se distingue por ser muy culto, inteligente, interesante, simpático y extrovertido; en realidad aquello que te convertirá en un conversador extraordinario es hacer a la otra persona sentirse el ser humano más interesante sobre la faz de la Tierra. ¡Ah! Eso sí.. SÉ GENUINO. No adules, no actúes, no finjas, realmente interésate por la otra persona. Estamos partiendo de la premisa de que esa persona te importa, ¿cierto? Entonces solamente encárgate de hacerle saber eso, que te importa, a través de las siguientes ideas que ayudan y que te convertirán en un conversador extraordinario:
-Sé inquisitivo: el conversador extraordinario habla poco y pregunta mucho, sobre todo en los primeros encuentros. Haz preguntas que permitan a la otra persona recordar momentos agradables, que lo lleven a su happy place, a ese estado de ánimo que quieres que su mente emocional asocie contigo.
–Escucha con todo el cuerpo: escucha con los ojos (que tus ojos reflejen el lugar en donde está tu atención), con el cuerpo (échate para adelante, mantén tus manos a la vista, asiente con la cabeza, gesticula positivamente), con la voz (retroalimenta con expresiones cortas y repite frases que haya dicho la otra persona, haz preguntas que le permitan profundizar) y con la mente (mantén tu atención presente en el mensaje).
-No seas el “uno más que tú”: son esos incautos que parecen querer competir por todo. ¿Ya ubicaste un amigo así? (Me dan más miedo que Actividad Paranormal II). Así que no escuches esperando el momento de poder interrumpir para dar tu punto de vista o hablar de tu experiencia en ese tema. Evita caer en la tentación del: “pues yo…”, “pues a mí…”, “yo una vez…”
No me malinterpretes, claro que puedes hablar de ti también, ¡por favor hazlo! No se trata de que lo agarres a tehuacanazos con pura pregunta. Una conversación es un diálogo, radica en el intercambio de ideas; solamente evita competir o parecer el típico que parece pedir a gritos: ¡Que alguien me escuche!
¿Y qué tipo de preguntas puedo hacer para fomentar una conversación profunda, agradable y positiva? Ah, pues eso te lo platico la próxima semana…