Cuando nos sucede algo en la vida como un sufrimiento causado por alguien, o un sufrimiento por un golpe del destino, nos cuestionamos con preguntas como «¿por qué a mí?, ¿por qué yo?, y ¿cómo es que le respondes a la vida?», según dicen por ahí:
“Nunca un naranjo da rosas, ni un aguacate, plátanos. Simplemente, se recoge lo que se siembra” ¿Será?
¿Qué has sembrado a lo largo de tu vida?, contesta con sinceridad: ¿Les enseño a mis hijos o seres queridos a hacer el bien, a perdonar, a disculpar?, ¿Les demuestro el camino del amor?, ¿Tengo tiempo para escucharlos? ¿Los he sabido guiar con valores humanos fuertes?… Y así podríamos seguirnos. Hoy en día los padres de hijos adolescentes y de jóvenes adultos, se preguntan así mismos «¿qué hice mal?, ¿por qué está en las drogas?, ¿por qué es un tirano conmigo?, ¿por qué no le gusta estar con su familia?, ¿no lo entiendo?… ¡QUÉ HE HECHO MAL!»
Lo que siembras hoy, eso cosecharás mañana.
Es tiempo de sembrar en todos, pero especialmente en tus hijos. No dejes pasar ni un detalle; que te vean trabajar, dialogar, ser amoroso, o bien, dominar, con carácter, ese temperamento fuerte que tienes y que te hace explotar. Frecuentemente en consulta escucho esto: «ES MUY JOVEN, pero tiene mal genio». Terrible enemigo del hogar. Trata de tener control de tu mal temperamento, que a nada bueno te llevará.
Siembra bondad, comprensión y cosecharás ternura y perdón, que sí te harán feliz. El que siembra con entusiasmo todos los días su amor en detalles, cosechará sin lugar a dudas AMOR, puede que no siempre venga de los que espera, pero sí de otros.
No esperes recibir nunca nada y tendrás mucho. En ocasiones, quizás no recibas de tu familia inmediata nada, pero sí de alguien lejano, lo principal es que tú no te canses de dar, de sembrar , de brindar el CAUDAL de amor que llevas dentro. Todos somos un pozo inagotable de bondad, sólo necesitamos vaciarnos del barro que llevamos dentro para así poder irradiarnos a los demás.
La gente es buena, sólo que el correr tanto nos endurece el corazón, las pasiones humanas nos nublan el entendimiento y entonces nos negamos a ser generosos, en ocasiones, sin siquiera darnos cuenta, por eso es tan bueno dialogar.
Ahora haz una introspección a tu vida, ¿qué observas en tus hijos?, ¿son bondadosos?, ¿son amorosos?, comienza por el ejemplo, sé congruente entre lo que dices y lo que vives, hoy todavía es tiempo de sembrar. No dejemos de hacerlo ni un solo momento, siembra una gran serenidad para poder disfrutar plenamente de tu vida.
Hay personas pobres en riqueza monetaria, pero regalan sonrisas y cuyo objetivo es dar amor, conozco personas ricos en la parte monetaria, pero avaros al donar amor y alegría a los demás.
Si no haz sembrado correctamente, no te quejes, solo haz una introspección de lo que has dado.