Si has leído alguna de mis columnas he estado platicándoles acerca de lo que yo llamo la terrible crisis de convertirme en adulto y el tema del cual les quiero platicar hoy es parte importante –¡importantísima!– de esta enorme -para mí- crisis.
Soy psicóloga, soy buena acompañando a la gente –de hecho a eso me dedico–, siempre he sido la típica amiga o prima a la que todos le llegan a pedir consejos ante una situación o problema, llevo años yendo a terapia, soy empática y soy bastante amorosa y dándome cuenta de todo ésto y de cómo la gente se apoya mucho en mí hoy quiero compartirles como en las últimas semanas me he dado cuenta de cómo he dejado sola a muchas personas por no ver y ser responsable del impacto que tengo en el mundo.
Como también les he contado, durante mucho tiempo, tuve ataques de ansiedad y viví muchos meses ansiosa y de hecho me di cuenta que la forma para quitar la ansiedad tiene que ver con sentir alguna emoción que hay debajo de esa ansiedad; mi mejor amiga tiene ataques de ansiedad desde hace años y cada vez que ella me platicaba que estaba ansiosa yo no lo decía nada más que cosas como “Ya pasará” o “ Tu tranquila, no pasa nada”, sabiendo que decir ese tipo de cosas en realidad no sirve porque yo he estado ahí y sabía perfecto como acompañarla para terminar con la ansiedad.
Mi hermano se acaba de casar, se va a vivir a otro lado y está pasando por muchos cambios, durante los últimos meses yo sabía que iban a ser meses difíciles para él, sabía que estaba asustado, que tenía miedo y que le cuesta trabajo contar las cosas que le pasan y yo al igual que con mi mejor amiga decidí solamente quedarme viendo como la pasaba mal y como necesitaba de mi apoyo sin acercarme a él.
El tercer y último ejemplo tiene que ver con otra de mis mejores amigas, crecí con ella, la conozco desde hace más de 10 años y durante los últimos años he visto como la pasa mal, como no disfruta lo que hace en su vida, como se ha ido alejando de personas y ha dejado de hacer cosas que le gustan y al igual que con mi otra amiga y con mi hermano, decidí solamente sentarme a ver como la pasaba mal.
Durante las últimas semanas he estado viviendo el dolor de no ver y ser responsable del impacto que tengo en el mundo, ver el impacto que tengo en el mundo tiene que ver con todas esas cosas que yo hago o dejo de hacer que tienen un efecto en las personas que me rodean. Casi siempre tengo una vocecita dentro de mí que dice «Da igual lo que hagas o no hagas, igual nadie se dará cuenta» y esta vocecita es lo que me llevó y lleva a dejar solas a personas muy importantes en mi vida. No ser responsable de mi impacto en el mundo tiene que ver con no ver que yo pude en su momento haber apoyado a mi hermano, a mis amigas, haber hecho algo diferente, no sólo porque mi presencia y quien soy tiene un efecto, sino porque son situaciones por las que yo he pasado, porque yo tengo herramientas que he desarrollado que podría compartirles, porque soy buena acompañando y cuidando a la gente y por no ver nada de eso, los deje por mucho tiempo solos.
Parte de empezar a ser adulto también tiene que ver con empezar a hacernos responsable de nosotros, muchas veces pensamos que si nos invitaron a una fiesta y no vamos, nadie se dará cuenta y al asumir eso quizá estemos lastimando a la persona que nos invitó. Pensamos que la gente no se da cuenta de lo que hacemos y que si nos quitamos o nos alejamos de las personas no pasará nada y todo eso es no ver el impacto que tenemos en el mundo.
Estoy casi segura que a la mayoría de las personas –incluida yo– les cuesta trabajo ver como impactan en el mundo, como si hacen o dejan de hacer si generan un efecto en las personas que los rodean y que si no nos hacemos cargo de nosotros mismos podemos de hecho lastimar a algunas personas.
Hoy me gustaría que con paciencia, te dieras chance de buscar algunos ejemplos de momentos en los que pensaste que no eras importante, que no pasaba nada si no ibas a tal lugar o evento, que estabas pensando en algo pero por sentir que no eres importante, no lo hiciste o dijiste y así empezar a darte cuenta de cómo tu persona por el simple y sencillo hecho de estar en este mundo, si tiene un impacto.