No se trata de cuánto le das, si no de la calidad del tiempo que pasas con tu hijo, esos momentos fomentan su autoestima, sus valores y refuerzan la relación padre e hijo. En nuestros días los padres debemos de trabajar para darle a nuestra familia una seguridad económica, sin embargo podemos darnos tiempo para convivir en familia, dejar a un lado los problemas e involucrarnos en los de nuestros hijos.
El ser humano está acostumbrado a ponerle valor a las cosas, incluso a la misma humanidad, cuando estás pensando adquirir un seguro de vida te realizan un estudio para saber qué tipo de cliente eres, cuál es tu nivel de riesgo y otros aspectos importantes. Si por casualidad eres un sobreviviente al cáncer, o si tu trabajo es bastante riesgoso un seguro de gastos médicos mayores será más costoso. Si deseas adquirir un seguro de vida con planes de ahorro para tu retiro y tienes más de 45 años el seguro te saldrá más costoso que si comienzas a ahorrar desde los 25 años de edad.
Los seguros de vida son esenciales para todo ser humano preocupado por su propia integridad y por la integridad de la familia, pero es cierto que la humanidad le ha puesto precio a todo.
SABIDURÍA QUE AYUDA:
La Oficina para el Gerenciamiento del Presupuesto de la Casa Blanca de los Estados Unidos dice que las personas menores de 70 años de edad tienen un valor de 3 millones 700 mil dólares, ¿para qué sirve determinar el valor de una persona? Fácil, si el gobierno desea promulgar o no promulgar una norma de protección, como las leyes contra la contaminación, se basan primero en el valor monetario de las vidas que impactaría la nueva ley, de esta manera determinan si una norma de protección valdría la pena.
¿Qué tiene que ver todo esto con tu hijo? Los hijos (y muchos adultos) basan su valía personal en cuánto dinero o bienes poseen, evita que tus hijos creen un concepto de sí mismo basados en «cuánto tienen». Eso se logra forjando una buena autoestima y a su vez, una buena autoestima no puede existir si depender de factores externos como lo son el dinero o cualquier otra cosa material que pueda llegar a poseer.
Los informes de rendimiento escolar, sus resultados deportivos, qué tan buenos son en los video juegos, la cantidad de amigos que tienen en Facebook, la cantidad de «Me Gusta» en su foto de perfil, cuántos niños se sientan con tu hijo a la hora del recreo o si tiene o no tiene novio(a) no deben ser factores que lo definan como una persona valiosa. Estas cosas son bastante engañosas, ¡díselo a tu hijo!, habla con él de este tema. Tu hijo vale no por cuánto tiene o cuánto haya logrado, sino por cuánto lo amas y cuánto se puede amar a él mismo.
Tú sabes que el valor que tiene tu hijo es incalculable y no hay vienes que alcancen para medirlo, pero lo importante es que tu hijo también esté consciente de ello.
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