Hoy se levantó temprano como todos los días. A las 5:30 am para preparar el desayuno y arreglarse. A pesar de haberse dormido después de las 12 por terminar el disfraz de Dia de Muertos para la escuela. A las 6:00 lo despertó con un grito desde la puerta ¡Ya es hora! Levántate. Buenos días Mami, respondió.
La mayoría de los padres cumplimos con nuestra responsabilidad. Si tenemos hijos, hay que mantenerlos, alimentarlos, educarlos y disciplinarlos. Todos sabemos que una nalgada a tiempo es importante para formar buenos mexicanos. Hoy, la mayoría de los padres trabajamos. No como antes que las mamás se quedaban en casa para atender las labores del hogar mientras el padre proveía. Hoy a todos nos toca todo. Y es increíble que no nos alcanza ni el tiempo ni el dinero.
Hoy todo es prisa, todo es obligación, todo es estrés. Hoy no hay tiempo para mimar porque se va el camión, el dinero no alcanza, tu madre no ha llegado o tu padre se fue.
Hoy no hay tiempo para escuchar, solo para mandar. No hay tiempo para jugar solo para instruir. No hay tiempo para abrazar solo para corregir. No hay tiempo para decir Te Amo.
¿Hace cuanto tiempo que mirándolo a los ojos le dijiste Te Amo? Un Te Amo sentido con el corazón, no como una frase cliché tan desperdiciada hoy en día. Hace cuánto que un abrazo bien apretado le dijo Te Amo en lugar de castigarlo o regañarlo. Hace cuanto tiempo que tu mirada no fue de sentencia sino de compasión.
Los hijos son el reto más grande que se nos otorga a los seres humanos. Quienes tenemos la dicha de ser padres también tenemos la prueba de recibir material para convertirlo en obra de arte. “Por sus frutos conoceréis al árbol”. Y si… tu eres el árbol.
Vamos a llenar la humanidad de hijos amados, rectos, compasivos y productivos porque eso es lo que viven en casa; y no llenemos las calles de abusivos, perversos y transas. Niños malcriados y mal amados. No podemos lavarnos las manos. No con una misión tan valiosa y tan grande. Un niño es una promesa, es un futuro y tú eres el Mago, el Maestro, el Guía.
Mariesther Martínez Eroza