No es novedad. El día de hoy, la “depresión” es una de las enfermedades más devastadoras que nos aquejan a los individuos. Según la Organización Mundial de la Salud, más de ciento veintiún millones de personas la padecen, y para el 2020 ésta será la primera causa de baja laboral en las naciones desarrolladas y la segunda enfermedad más frecuente en el planeta. Sea en nuestros hijos, empleados o en nosotros mismos, te darás cuenta de que cada vez es más frecuente y común padecer síntomas de baja moral no sólo en el transcurso de nuestra vida, sino en el transcurso de un mismo día. Y no hablo de un tipo de depresión clínica, hablo de la depresión definida por el diccionario como “un estado de abatimiento e infelicidad que puede ser transitorio o permanente”. Y es que cada vez más nos encontramos experimentando esa condición no importando nuestro nivel económico, sexo o preparación profesional. Pero, ¿qué tiene que ver la depresión con la solución de problemas? Ahora te explico. La mayoría de nuestras tristezas vienen de dificultades no resueltas. La mayoría tenemos problemas constantes en nuestra relación de pareja, nuestras finanzas, o nuestra salud, pero lo malo no son los problemas en sí. Lo malo es que algunos de ellos parece que no dejan de repetirse en diferentes circunstancias y terminan convirtiéndose en un lastre que nos limita a avanzar afectando nuestro desempeño en nuestras actividades diarias. Si actualmente te sientes agotado al tratar de resolver una situación en tu hogar, con tu pareja o en tu lugar de trabajo, es probable que estés tratando de solucionar el problema desde una perspectiva de dependencia emocional, y las posibilidades de terminar con nuestra autoestima baja al creernos incapaces de salir adelante, es alta.
¿En dónde está el problema?
Desafortunadamente nuestra manera tradicional de solucionar problemas es obsoleta y nos mantiene dependientes a ellos. Déjame explicarte. Ser reactivos y solucionar los problemas tan rápido como se presentan es necesario para sobrevivir. Sin embargo, vivir en los efectos nos hace desviar nuestra atención de nosotros mismos al no enfocarnos en el origen real del mismo. En lugar de ello, vivir en causa nos permite descubrir la fuente de nuestro comportamiento o de la situación a resolver. Estos descubrimientos nos ayudan a prevenir y encontrar diversas opciones antes de tener que reaccionar frente a efectos inesperados. En otras palabras, nos la pasamos reaccionando ante los eventos una y otra vez en lugar de preverlos y evitar desilusiones. Por ejemplo, tal vez te molesta que tu pareja llegue tarde, o que no te responda pronto el celular cuando le marcas y le reclamas que no te tome en cuenta, cuando en realidad el origen del problema es que no le tienes suficiente confianza y por eso te desequilibran estos dos eventos. ¿Quiere esto decir que revisar las causas y no los efectos hará que desaparezcan los problemas? Claro que no. Siempre habrá imprevistos que no podamos contemplar. Pero lo mejor de resolver un problema es que sólo seremos tan buenos como éramos antes. No más que eso. Y como eso nos llevó a tener un problema, las posibilidades indican que lo volveremos a repetir. ¿Tiene sentido?
¿Cómo mejorar nuestra condición?
En Independencia Emocional, una de las mejores maneras de solucionar un problema para siempre es observar qué originó el problema y trabajar esa parte. Como comentábamos en el ejemplo arriba. Es muy distinto que una pareja decida trabajar su falta de confianza mutua en lugar de impedirse salir con amigos del sexo opuesto. Esto nos llevará a innovar y a establecer nuevos estándares en la relación. La realidad es que no podremos mejorar mientras nos aferremos al status quo. Así que hoy te invito a darle Next! a la solución de problemas y comenzar a averiguar la raíz de nuestros comportamientos. Busquemos mejorar nuestro desempeño desde el principio. Subamos el estándar. Porque mientras te “estacionas” a resolver los problemas, la vida avanza y ¡tú te pierdes de vivirla!
Sígueme en FB Monica Venegas Independencia Emocional, Twitter@Monica Venegas y adquiere mi libro Dale Next! en las principales librerías del país. ¡Es hora de Darle Next! a los obstáculos y vivir una Vidas in Límites!