No estás leyendo mal. Si eres como la mayoría, quizá te encontrarás una vez más abriendo el baúl de los recuerdos y desempolvando los mismos viejos propósitos del año anterior, y del anterior, y del anterior. El 2018 no será la excepción: este será un año más en que comenzaremos a trabajar en esas metas hasta darnos por vencidos, y al final, terminaremos por regresarlos de nuevo al baúl para resucitarlos al año siguiente, convencidos de que “no pudimos” o no eran tan importantes.
¿Por qué acostumbramos hacer propósitos de Año Nuevo? ¿Por qué hacemos esfuerzos para intentar cumplirlos, sólo para descubrir días después que nos dimos por vencidos?, y terminamos frustrados y con una fractura en la autoestima al creernos incapaces de lograr nuestras metas. Está comprobado que más del 70% de las personas que hacen propósitos de Año Nuevo, los dejan antes de que termine enero. El problema no radica en no lograr lo que nos proponemos. El problema radica en que nos ponemos metas incorrectas. Reflexionemos un poco: hay muchas razones por las que “no podemos” hacer cosas. Sin embargo, “no puedo hacerlo” es un reflejo de “no quiero hacerlo”. Cambiar el enfoque de “no puedo” por “no quiero” es un proceso que te ayudará a reconocer lo que realmente es importante para ti en un determinado momento. Esta comprensión nos quita la presión de la frustración (al sentir que no fuimos capaces de lograr algo) y nos ayuda a priorizar valores y preferencias desde un ángulo de independencia emocional. Por ejemplo, si hoy te encuentras desempolvando del baúl algún viejo propósito, piénsalo dos veces. Quizás no sea un objetivo en el que realmente te interese enfocarte ahora. Quizá no es tu momento para aprender ese nuevo idioma o para hacer ese viaje. Tal vez por ahora no deseas perder esos kilos de más. No tiene nada de malo, pero reconocerlo sí puede ser muy liberador. Esto no significa que no debas tener nuevos propósitos. De hecho, creo que Año Nuevo es una de las mejores épocas para tener nuevos horizontes. Lo que te digo es que le des next a tus viejos propósitos de Año Nuevo y establezcas propósitos de vida! Es hora de que descubras lo que realmente deseas y no lo abandones. ¿Por dónde comenzar? Hay una forma infalible de encontrar nuestros verdaderos objetivos.
¡Enfócate en lo que NO quieres!
Para saber lo que realmente deseas, no te enfoques en lo que quieres. Muchas personas no saben lo que quieren porque no saben lo que es posible. Para encontrar realmente lo que deseas, enfócate en lo que NO quieres porque muchas veces lo que quieres es la ausencia de eso que no quieres. Por ejemplo: es muy diferente creer que quieres una pareja a estar convencido de que NO quieres estar solo. La primera opción puede atraparte en un falso objetivo limitado y en la sensación de fracaso al no lograrlo. La segunda opción incrementa las opciones para satisfacer tu necesidad y fortalece tu autoestima. Para encontrar una pareja, sólo tienes una opción. Pero para no sentirte solo, puedes hacerte de nuevos amigos, inscribirte en algún club, anotarte en un voluntariado, etc. Como puedes ver, la segunda opción incrementa la posibilidad de lograr tus propósitos, evitando así tener que guardarlos otro año más en el baúl de los recuerdos. Porque al final todos queremos lograr nuestras metas ¡Y tú te lo mereces!
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