«No me divorcio porque no quiero que mis hijos crezcan en un hogar roto…»
Sin darnos cuenta a diario nos vemos obligados a tomar un sinfín de decisiones… que no son trascendentes y que en realidad no afectarán el rumbo de nuestra vida o la de nuestros hijos…
Si se trata de elegir cosas como si comeremos helado de vainilla o chocolate, si nos pondremos tal o cual out fit para la fiesta o si veremos la serie de Netfix o iremos al cine el viernes, no tenemos mayor problema y no requiere de una mayor reflexión, pero hay decisiones sumamente importantes que marcan, en múltiples ocasiones nuestra existencia.
Estoy hablando de decisiones tales como quedarnos o no en un matrimonio disfuncional solamente porque nos da “miedo” que nuestros hijos crezcan dentro de un hogar “roto” o de padres separados.
Muchas veces tomar este tipo de decisiones nos aterra y vamos postergando el día que por fin debemos de hacerlo y así van pasando los días, los meses y peor aún los años, pero entonces es cuando la vida decide por nosotros y muchas de estas veces la elección no nos acaba gustando.
Veo a mi alrededor a muchas personas que prefieren darle a sus hijos el ejemplo de vivir inmersos en una relación llena de agresiones, pleitos, malos tratos, indiferencia o sumisión antes que atreverse a dar el paso y actuar como adultos responsables asumiendo cada quien su parte y separándose por amor a sus hijos para darles el ejemplo que es sano y que sí les servirá para su futuro.
Siempre es mejor crecer con padres cariñosos, sanos y presentes separados que en medio de una relación tóxica pues educamos con el ejemplo y nuestros hijos tenderán a repetir el modelo de relación que ven y viven. Sé responsable y demuéstrales tu amor al educarlos, si vives en una relación disfuncional atrévete a dar el paso y decide divorciarte antes de que la vida decida por ti o por tus hijos…
Finalmente ¿qué tipo de relación quieres que ellos tengan cuando sean adultos? Además, ¿hasta cuándo tú estás dispuesto a seguir sobreviviendo tu día a día? Vive en el aquí y en el ahora, ámate y hazte responsable de tu vida que esa es la mayor enseñanza que les puedes dar a tus hijos.
Un abrazo de esos que reparan el alma,
Con amor,