Decir groserías en el trabajo te perjudica más de lo crees, si estás acostumbrado a decirlas y te topas con alguien que también las diga, pues seguramente creas compañerismo y alivias el estrés, pero eso no te ayuda en el aspecto estrictamente profesional.
¿Cuándo sí decir groserías?
Con tus compañeros de confianza, de acuerdo con un estudio realizado en la Universidad de Anglia del Este, decir palabrotas en la chamba crea un ambiente de camaradería, además de que alivias el estrés, pero solamente funciona cuando expresas sentimientos o ideas de solidaridad y lo haces con humor, ¡tus pinches groserías jamás funcionarán si eres irrespetuoso! Pero aguas, no se te vaya a ocurrir sentirte en confianza con el jefe y comenzar a alburearlo, hay con quienes sí y hay con quienes no.
¿Cuándo no decir groserías?
¡Pues la mayoría del tiempo!, se supone que estás en tu lugar de trabajo, no en la calle, y si tratas directamente con clientes, con más razón. Sólo dilas con compañeros de confianza, no con todo el equipo.
El hecho de que tus compañeros no diga nada no quiere decir que lo pasen por alto, la mayoría de tus compañeros te criticará y si hay competencia usarán esta debilidad tuya para hablar mal de ti. Así que mejor no te expongas ante todo mundo.
Las groserías no encajan en todos lados, ya sabes dónde sí decir tus palabras altisonantes, léperas y vulgares, pero más vale que comiences a aprender a hablar de forma apropiada, llegarán los eventos en donde tengas que hablar con propiedad y si no estás acostumbrado se te puede escapar una pequeña llamarada de la boca, lo que podría traerte serias consecuencias en el trabajo.
En algunos trabajos la imagen es muy importante, cuídala. Además, podrías sentir incómodos a varios elementos de la empresa. Si estás molesto y necesitas sacar tu coraje evita el lenguaje soez, mejor busca la manera de dejar un mensaje entendible. En algunos trabajos las groserías o la forma de expresarte es considerada por el departamento de Recursos Humanos, así que no te confíes. Imagínate si trabajas con clientes y te escuchan diciendo groserías en tus tiempos libres, alguien podría pensar que es fácil que se te escape una maldición frente a un cliente.
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