Los depredadores emocionales causan heridas muy profundas en sus víctimas. Sus armas de destrucción son el abuso verbal, la negación de cualquier tipo de comunicación, el desprecio y la crítica patológica.
A través de un proceso de maltrato psicológico, una persona puede conseguir hacer pedazos a otra.
El depredador se siente orgulloso y se vanagloria de que él siempre gana, que aplasta, que despedaza. Este presume siempre su historial de ex parejas que se mantienen siempre enganchadas a ellos, ya que como son expertos en enamorar, hacen en estas personas una dependencia de ellos. Presumen el que jamás extraña a nadie, así que inmediatamente después e incluso sin haber terminado la relación, puede estar saliendo con otras personas y teniendo incluso relaciones sexuales; pero esto es solo un intento de auto mentirse y de huir de los sentimientos que lo atormentan.
El depredador busca jamás comprometer profundamente el corazón, y si de manera inconsciente lo hace, hará todo lo posible por destrozar la relación y salir huyendo y buscar de inmediato a una nueva víctima.
En algún momento sin darse cuenta puede caer profundamente enamorado de alguien, en estos casos al terminar la relación descargará toda su ira y puede llegar a hacer grandes bajezas a ese ser amado asegurándose de despedazarlo a tal grado de que no pueda existir ninguna posibilidad de un regreso. Aquí la gran paradoja es que esto que hace supuestamente para protegerse de que no lo dañen, terminará haciéndolo pedazos a él mismo. Ya que el fantasma de ese ser que solo los amo y les ofreció su amor y lealtad y al que dañaron profundamente, lo perseguirá por siempre por medio de una culpa que aunque niegue conscientemente, irá con el eternamente atormentándolo.
Los depredadores emocionales traen en el alma profundas heridas emocionales desde la infancia, que si no son atendidas por medio de un poderoso y efectivo proceso de psicoterapia de gran calidad, invariablemente terminarán viviendo un infierno en vida, ya que está patología se ira agudizando cada día más, hasta sumirlos en una angustia asfixiante de la que por más que traten de distraerse en nuevas conquistas amorosas, más insoportable se irá convirtiendo la terrible carga emocional.
El depredador sexual sufre de síndrome de Houdini o del escapista emocional , esto no es un trastorno ni una enfermedad, es una serie de síntomas, es la tendencia a evitar cualquier tipo de implicación en la relación humana afectiva, ya sea por miedo a sentirse sometido o por una inseguridad aparentemente injustificada.
Esta huída no siempre es física, en muchos casos se enfoca solo al plano emocional. Ya que el trato con los que lo rodean se vuelve cada vez más frío hasta llegar a un punto donde no hay rastro alguno de la relación que antes existió. Se comienza poniendo distancia poco a poco y cada vez mas, la relación se reduce a una comunicación vía WhatsApp, solo con mensajes como: “Buenos Días, Buen provecho”, Buenas noches”, “Que descanses”.
Algún día conocía a alguien que convenció a su esposo de vivir en diferentes casas y solo verse un par de días a la semana, como si solo fueran novios que se acabaran de conocer; lo cual a todas luces es absurdo. Obviamente esta relación llegó a romperse totalmente en algún momento. Este es el tipo de cosas que puede llegar a hacer alguien que sufre de Síndrome de Houdini.
Terminan una relación que supuestamente fue importantísima en sus vidas y al mes ya se están involucrando en una nueva relación. Continuamente van brincado de relación en relación, de cama en cama.
Con el tiempo, este síndrome produce un aislamiento cada vez más grande que rápidamente puede generar una soledad no deseada y con ella viene la amargura y decepción.
Este tipo de personas siempre buscaran mantener en la banca de espera a una “Opción “B”, por si las cosas no funcionaran, ya que son personas que paradójicamente no soportan estar solas.
Los depredadores emocionales no soporta el duelo y son adictos a la adrenalina de la conquista y el enamoramiento, pero esta sensación les dura muy poco así que de manera inconsciente buscarán terminar con la relación para iniciar otras. Sin darse cuenta, lo único que hacen es agrandar su insatisfacción interior y sumir su vida cada día más en un profundo vacío existencial.
Quien es un depredador sexual y sufre de síndrome de Houdini, por lo general no busca ayuda profesional ya que está totalmente convencido de no tener ningún problema y que sus malas experiencias de pareja solo son cuestión de suerte, así que mantienen la firme esperanza de que la próxima relación será la buen. Sin darse cuenta que son ellos mismos quien a nivel incongruente continuamente irán dañando toda relación hasta reventarla.
En el extraño caso de que esta persona reconozca y acepte que experimenta este problema y tome la decisión personal de someterse a una buena psicoterapia, está persona podría llegar a sanar y en algún momento llegar a experimentar una hermosa, profunda y sana relación amorosa.
Armando Franco
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