¿Alguna vez les ha pasado que no saben cómo manejar un amante? Sí, se que puede sonar ridículo, pero –en ocasiones– nos topamos con gente que nos resultan todos unos desafíos sexuales.
¿Qué hacer en estos casos?
Antes que todo y que nada… pregúntate qué está bien para ti. Antes de tomar una decisión, es importante que estés seguro(a) que esto es lo que quieres y funciona para ti; que, de hecho, va en sintonía con tu alta autoestima y no con esa parte de ti que no se siente valiosa. ¿Soy clara? Es MUY fácil confundir estas dos voces, a veces el hecho de querernos “probar” e “ir más allá” de nuestros límites, viene desde el peor lugar. Una persona valiosa no tiene nada que demostrarle a nadie.
Toda vez que ya tomaste la decisión, ahora sí, veamos de qué se trata. Tal vez es muy grande o muy pequeño, quizás tiene algún tipo de gusto o práctica sexual que es nueva para ti. No importa qué sea, si es algo que quieres probar:
Paso 1: Comunicación.
Es vital que hables con la persona en cuestión y le preguntes TODAS tus dudas y lleguen a acuerdos claros acerca de lo que esperas. Necesita ser claro, para ambos, que en cuanto digas BASTA, se termina, no importa qué esté sucediendo.
Paso 2: Busca el cómo sí.
Es decir, intenta buscar la forma en la que podría funcionar para ambos, no sólo para la persona en cuestión. Tal vez, tiene el pene muy grande y necesiten ir lento al principio, en lo que te acostumbras a su tamaño; quizás necesiten probar muchas posiciones, hasta que encuentres la que funciona para ambos. Lo importante, es no darse por vencido a la primera.
Paso 3: Disfruta.
Parece obvio, pero no lo es. A veces, estamos tan angustiados por la nueva experiencia que se nos olvida el objetivo por el cual estamos ahí: nuestro placer. Respira profundo, ve relajando tu cuerpo y deja que la experiencia se apodere de ti. Si todo lo anterior está ahí, es momento de soltarte y dejar que la vida tome su curso.
Espero que estos sintéticos pasos te sirvan para vivir y ejercer una mejor y más placentera sexualidad. Si es así, házmelo saber, siempre me da gusto saber de ti. Sino, ¡también! Dime qué te faltó, qué no quedó claro y con gusto, lo retomamos.