¡Y que se nos va otro año! Estamos a nada de acabar una año más y restar un año menos a nuestras vidas.
Y no lo digo en plan negativo o derrotista, más bien en plan reflexivo. Yo vengo de la generación de los baby boomers, y a través de mis hijos he pasado por la generación x, y, y ahora la famosa generación de los millennials. Y la transformación de lo que cada generación espera de la vida nos invita a aprender, siempre aprender.
Hoy en día los chavos no están pensando en estudiar eternamente o conseguir un empleo por 20 años; y el creciente número de divorcios nos indica que tampoco se quieren quedar en una relación hasta que la muerte los separe. No cabe duda que estamos viviendo otros tiempos. Algunos dirán que lo que abunda en estos tiempos es la falta de valores pero yo mas bien creo que los valores han cambiado, lo que no debe cambiar son los principios como la esencia del bien, la ética, la justicia y la verdad.
Hoy los jóvenes posponen el matrimonio o viven en relaciones libres, no quieren tener hijos o si quieres sólo será uno, viven a través de experiencias y privilegian la libertad. Ríen más, son más auténticos, se rebelan y rompen estructuras. Pero los tradicionalistas y ortodoxos se asustan y repiten que sus tiempos eran mejores.
¡Si hoy amaneciste, hoy son tus tiempos! Aprendamos de la osadía de los chavos, retemos a la vida diciéndole SI. Descubramos a un nuevo yo que seguramente está asustado con todos los pretextos y justificaciones que inventamos para no intentar cosas nuevas.
¡Hay tanto por vivir! Un nuevo estilo de vida, nuevas amistades, amor en distintas tesituras, nuevos libros para leer, distintos géneros musicales que bailar, tanto mundo que caminar.
Hay que hacernos fanáticos del Sí. Decir sí significa querer, luchar por lo que deseas sin importar los obstáculos que se atraviesen, convertirte en guerrero y vivir momento a momento con toda la responsabilidad, el riesgo y la adrenalina.
Qué tal que rompemos paradigmas y movemos el cuerpo y el alma para descubrir y descubrirnos más vivos. Tomando en cuenta que el valor que debemos cuidar siempre es: “Sin daños a terceros”. Digamos sí al Sí.