El éxito no es sinónimo de felicidad…

Mariesther Martínez Eroza

Mariesther Martínez ErozaEl éxito y la felicidad parecen ser una pareja exitosa o un combo que todos deseamos obtener. Asimismo, en nuestra sociedad y el contexto en que vivimos, relacionamos el éxito con tener. Tener dinero, tener un buen automóvil, tener la ropa más cara, tener una pareja increíble, tener unos hijos modelo, tener una casa propia…. Tener, tener, tener.

Últimamente supimos del terrible desenlace de la vida de dos personas que a simple vista tenían TODO. Éxito, dinero, felicidad, pareja, familia feliz y zas…. Que se suicidan. Me refiero a Kate Spade, diseñadora de modas, empresaria, dueña de su propia línea de bolsas con una familia hermosa. O Anthony Bourdain, chef internacional, presentador de televisión y escritor con una novia que lo amaba. Y qué decir de Robin Williams quien representó personajes inolvidables como Patch Adams, o el profesor que todos quisimos tener en La sociedad de los poetas muertos. Hasta hoy nadie sabe a ciencia cierta qué pasó, solo que tenían unos años sintiendo un vacío que generó una depresión y tomaban pastillas para llenar esos vacíos. El por qué decidieron tomar esa decisión, si fueron valientes o cobardes, nadie lo sabe y sería muy simplista hablar de depresión si no somos especialistas, pero podemos reflexionar en ciertos puntos. Sobre todo, ahora que estamos sensibilizados con la serie de Luis Miguel a quien muchos no soportábamos por odioso y ahora lo amamos porque entendemos cómo fue su vida y su infancia y de como el éxito le arrancó partes sagradas de su vida, su infancia y su estabilidad emocional.

El éxito es algo que todos deseamos. Es más, para muchos es algo que perseguimos todos los días y muchos lo logramos. Sobre todo, si consideramos que tener un empleo, un techo, una familia, quizá una pareja o las prioridades que tu tengas, ya son un éxito en sí. Pero hay otro nivel de éxito. Ese que trae consigo poder y popularidad. A muchos nos encantaría obtenerlo, quien no quisiera visitar los mejores hoteles, los países más lejanos, repartir autógrafos a diestra y siniestra; pero resulta que una vez que tienes el éxito, no te das cuenta de que el éxito te tiene a ti. Y en un momento dado te va a empezar a demandar los recursos más importantes que posees que dicho sea de paso no es dinero. La fama y el poder lo primero que hacen es quitarte privacidad. Te demandan tiempos que antes eran para otras cosas valiosas. Abren una gran puerta para el publico te ubique, te siga, te persiga y robe tu intimidad, sobre todo ahora con todos los medios al alcance de un click. El éxito una vez obtenido requiere de tus espacios para entrevistas, fotos, programas, firmas, eventos, viajes… no cuando tu lo agendes, no… a toda hora.

¿Recuerdas de esas reuniones familiares y sobremesas eternas? Cuando el éxito llega la familia pasa a otro nivel de prioridad. Y muchas veces deja de existir TIEMPO para la FAMILIA, vinculo sagrado que nos nutre. Porque la familia y los AMIGOS son esos espacios entre round y round que se da el boxeador para tomar agua, que le sequen el sudor y le den palabras de aliento y consejos para seguir la pelea de la vida. Tus buenos amigos, esos que saben que regresarás y llamarás, puede ser que permanezcan, pero mientras tanto los cambias por una gran cantidad de nuevos amigos que se sentirán atraídos por tu éxito y no los podrás sacar de tu vida hasta que no te necesiten. Todos hemos escuchado de la SOLEDAD de los grandes cuando el show acaba y regresan al vacío de la habitación y mirar a un desconocido en el espejo.

Los vacíos del alma no los llena el ÉXITO mal entendido. Al alma la nutre el verdadero amor por lo que hacemos, lo que logramos cosechar con el dinero obtenido por nuestro trabajo, las relaciones que fortalecemos durante el viaje de la vida. El amor, la familia, los verdaderos amigos, el tiempo de caminar y compartir con la naturaleza, con tu mascota, dormir, rezar, comer rico, gozar a tus hijos a tu pareja, sonreír. Si esos maravillosos éxitos vienen de la mano del prestigio y el reconocimiento, viva el éxito. Hay que estar preparados mental y emocionalmente para todo tipo de éxito y determinar que precios estamos dispuestos a pagar.

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