Su nombre es Mason Wells, apenas tiene 19 años de edad pero ya cuenta con tres experiencias sobre ataques de terroristas. Fue una de las víctimas que resultaron heridas en los ataques terroristas en Bruselas, Bélgica, pero esa fue su tercera pesadilla.
Mason estuvo presente en los atentados terroristas de Boston, que se efectuaron durante el Maratón de 2013, también presenció la matanza de París el 13 de noviembre pasado.
Es uno de los tres misioneros de Utah que se encontraban en la terminal del aeropuerto internacional de Bruselas. Recibió quemaduras de tercer grado en su cara y piernas debido a la explosión en el aeropuerto de la capital belga.
Wells estaba en parís en los ataques de noviembre, por suerte en aquel entonces no estaba destinado a morir.
Yendo más al pasado, hace tres años, Mason estaba cerca de la meta con su padre, esperando a que llegase su madre, que competía en el maratón. De pronto sintió cimbrarse el suelo tras la explosión de la bomba casera que dejó tres muertos y 264 heridos.
Los padres del muchacho aseguran que las tres desagradables experiencias no son producto de la mala suerte o de una maldición, sino que más bien es una «prueba de carácter» que lo formará. De esta forma las experiencias son percibidas más como bendiciones, «Fue bendecido por Dios de manera significativa», dijo el padre del joven a la prensa estadounidense.
Wells tiene un gran sueño, unirse a la Academia de la Marina de Estados Unidos y poder servir a su país como miembro de las Fuerzas Armadas. Pero su familia está preocupada de que las experiencias en los ataques terroristas le dejen secuelas que le impidan conseguir su sueño.
En cuanto termine su etapa como misionero mormón, que realiza junto con otros jóvenes de Utah, pretende alistarse en el ejército. ¿Será que Mason tiene algo importante que hacer a favor de la humanidad?, ¿será cuestión de suerte?, ¿o sólo fue una bendición que será recordada en los postreros años?