El miedo en nuestro cuerpo

Rocío Suárez

Rocío Suárez¿Has vivido alguna experiencia en la que sentiste que el miedo te paralizó? A muchos nos ha pasado que en medio de una entrevista de trabajo, las manos sudan, el corazón se acelera y la respiración se agita. Además, es como si la mente se pusiera en blanco por unos segundos. ¿Qué es lo que pasa?

Cuando el miedo aparece, en tan solo cuestión de segundos, el cuerpo pone en marcha su sistema de lucha o huida. El corazón bombea más, la frente se arruga, los labios se estiran, las pupilas se dilatan, las manos sudan y los ojos se agrandan. Estos son los efectos visibles. Pero, al interior ocurren más cosas: el metabolismo celular se incrementa, aumenta la presión arterial, la glucosa, la actividad cerebral, la coagulación sanguínea y todas las funciones no esenciales se detienen.

¡Lo sé, es mucho lo que hace el miedo en nuestro cuerpo! Probablemente estés diciendo que hay que alejar el miedo, porque además de los efectos en tu cuerpo, te bloquea y paraliza a diario. Sin embargo, si viviéramos sin miedo nuestra vida estaría en constante peligro.

El miedo nos hace ser cautelosos, porque justo ese es su trabajo: mantener nuestra integridad. Gracias al miedo no nos lanzamos por la ventana de un décimo piso o vamos solos a media noche a alguna zona peligrosa de la ciudad. ¡De manera que gracias miedo por mantenernos vivos!

Pero al miedo le pasa como a los padres sobreprotectores que asumen absolutamente todo lo nuevo como un peligro. Entonces, enfrentarte a una entrevista de trabajo se vuelve de inmediato una amenaza. En realidad, según algunos expertos, solo hay dos miedos que son naturales en los seres humanos: a los ruidos fuertes y a caerse. Los demás miedos son inventados por tu mente.

Entonces, ¿qué pasa si en vez de hacerle caso al miedo en este tipo de situaciones lo recibes con amor? Al hacerlo, lo vuelves un aliado de vida y podrás preguntarle qué es lo que te quiere decir. Presta atención y observa porque seguro hay algo que desea que tengas en cuenta. Al vivir el miedo desde el amor, lo neutralizas y, con mayor facilidad, podrás pasar a un estado de completa paz y amor. El miedo paraliza, mientras que el amor te lleva a la acción.

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