El pueblito de la Mesa – parte 1

Loretta Valle

Loretta Valle¿Sabías que en Tijuana, Baja California existió un CERESO en el cual los familiares de los reos podían vivir con ellos? Yo sí porque viví adentro…

El Pueblito de la Mesa, un CERESO donde reinaba la corrupción y la impunidad…

El Pueblito De La Mesa ¿Centro de Readaptación Social o cuna de la corrupción y la delincuencia?

Hace muchos años acusaron por un fraude, que no cometió, al que entonces era mi esposo y lo metieron preso al CERESO de la Mesa, mejor conocido como el Pueblito De La Mesa. Este era un experimento en el ámbito de las correccionales en México, ahí dentro le permitían vivir a los familiares de los reos y fue construido en 1956. Yo apenas tenía 7 meses de casada y al ver la desesperación en la que él estaba sumergido decidí encarcelarme por amor y salir el día que él lo hiciera.

Este penal, ubicado en Tijuana, Baja California, era cuna de la corrupción y la de impunidad, lo que yo pueda contarles es poco a comparación de lo que ahí dentro se vivía. En una hectárea de terreno se planeó que podrían vivir 2,000 reos pero la realidad es que llegaron a vivir ahí dentro hasta 6,780 presos y más de 300 familias en condiciones deplorables.

El Pueblito de la Mesa no era una penitenciaria común y corriente en ningún aspecto, ahí dentro los reos debían de pagar por todo, sí por absolutamente todo. No existían celdas como las que vemos en las películas, no había comedor, ni el típico patio en el que podemos ver a los reos que salen a distraerse unas horas al día. Aquí todos tenían que ver cómo se las arreglaban para subsistir día a día.

Existían clases sociales, los más ricos eran los Maizerones (casi todos eran narcos) y vivían en carracas. Las Carracas iban desde un cuarto tipo celda, pero con puerta de madera o de metal en lugar de rejas, hasta departamentos dúplex con jacuzzi, televisión, aire acondicionado, cocina integral, etc. y todo tipo de comodidades.

La siguiente clase social vivía en “Las tumbas”, una especie de mausoleo con huecos en la pared en los que los reos se introducían por las noches para dormir, estos huecos tenían una pequeña puerta de metal para resguardar sus pertenencias mientras que ellos no estaban metidos dentro.

“Los laberintos” era el hogar de los que no podían pagar lo anterior. Como su nombre lo indica eran construcciones de cemento de unos 90cm de ancho por 1mt de alto. En estos pasillos vivían familias enteras amontonadas sin siquiera poderse poner de pie. No había ventilación y la pestilencia era insoportable, pero por lo menos dormían bajo un techo y tenían un lugar con puerta y candado donde resguardar sus pocas pertenencias.

Los “Auras” eran los menos afortunados, ellos no tenían dinero, pues estos lugares iban desde los 10,000 dlls en adelante… eso sí, hasta título de propiedad te daban, para comprar un espacio en donde pasar la noche y se veían obligados a vivir a la intemperie. Por las noches ponían un cartón a manera de colchón, alcanzaban una cobija y se amontonaban en las calles para poder mantener calor.

Las catacumbas era el lugar donde castigaban a los reos que habían cometido alguna falta. Yo nunca conocí esta parte del penal pues era muy peligroso. Aquí metían al preso en una especie de rectángulo de cemento, en el que no se podían poner de pie, por días… muchos entraban con vida pero no tenían la fortuna de salir.

Le decían el Pueblito de la Mesa porque literalmente uno tenía que pagar por todo y era como un pueblo abarrotado por aquellos muros que delimitaban la posibilidad de tener una vida digna de ese infierno que decían era un Centro de Readaptación Social. Dentro había de todo: escuela, restaurancitos con bancas corridas, tienda de videos, librería, tintorería, verdulería, peluquería, mercadito, misceláneas, farmacia, un quiosco central (en el que vendían artículos robados) y hasta prostíbulo…

Los invito a seguir leyendo en mi próxima columna, dando click aquí.

Loretta Valle

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